¿Cómo se transforman las emociones perturbadoras en las sabidurías búdicas? ¿Y qué significan estas sabidurías?

Respuesta de Lama Ole:

Cuando observamos las emociones perturbadoras, nuestra visión es muy importante: desde la perspectiva del águila, todo es sabiduría; desde la perspectiva del topo, todo es una emoción perturbadora. Solo unos pocos adoptan la visión del águila, mientras que la mayoría experimenta ira, celos, etcétera. Pero si uno no responde a las emociones, si solo deja que aparezcan en la mente y se disuelvan en ella, aparece una dimensión totalmente nueva; una experiencia completamente nueva, del mismo modo en que el polvo de carbón se transforma en diamantes.

Cuando la ira se disuelve, aparece la sabiduría como un espejo. Como un espejo que muestra todo tal como es. Uno ve las cosas y las reconoce precisamente por lo que son, sin necesidad de agregar ni quitar nada. Esta capacidad de ver claramente, se compara con la lucidez de un diamante.

En el caso del orgullo, uno tiene la oportunidad de transformar el orgullo excluyente, que dice “¡soy mejor que tú!”, en orgullo incluyente, que dice “¡todos somos geniales!” Y cuando el orgullo se disuelve en la mente, de pronto reconocemos que todo se compone de una gran cantidad de condiciones. Nada surge por sí mismo, todo es interdependiente. Esto se denomina “sabiduría igualadora”, porque todo adquiere el mismo sabor de riqueza –como joyas que brillan por sí mismas.

¿Qué deberíamos hacer para lidiar con el apego?

Respuesta de Lama Ole:

El Buda dio dos consejos en relación con el apego y Karmapa agregó otro remedio especial. En el nivel más alto y absoluto –dentro del linaje del Tantra Madre– el Buda aconseja trabajar en particular con la fase de disolución. Esto significa que uno procura hacer corta la fase de construcción al meditar, y permanece por largo tiempo en la fase de disolución. En la meditación del VIII Karmapa, también existen antídotos especiales para el apego.

En el nivel práctico del día a día –y para las personas que están motivadas principalmente por fuertes deseos– el Buda nos aconseja pensar mucho en la impermanencia, para que no nos atemos demasiado al mundo de los fenómenos. En segundo lugar, debemos compartir todo lo bueno que experimentemos con todos los seres, porque aquellos cuya emoción predominante es el deseo, experimentan muchas cosas maravillosas y llenas de riqueza. Debemos llevar siempre con nosotros una sensación interna que diga: “¡Quiero mostrar esto a otros!”

Si utilizas los diferentes niveles de esta manera, obtendrás buenos resultados. Lo más importante es entender que el pensamiento no estaba aquí antes, que mañana se habrá ido y que no tiene que molestarte hoy: como las olas en el océano que van y vienen.

¿Cómo podemos estar seguros de que la alegría que experimentamos no es una dependencia fuerte?

Respuesta de Lama Ole:

Podemos examinar el nivel en el que se manifiesta la alegría. Si consiste en tener algo y luego se detiene en el momento en que no lo tenemos, entonces la alegría constrictiva y desagradable.

En realidad podemos disfrutar cualquier cosa, mientras no tengamos un problema una vez que se haya ido. Si el placer se vuelve lo suficientemente fuerte, entonces rompe los límites del ego. Uno puede entrar en él a través del ego y descubrir algo que es mil veces más grandioso que cualquier cosa que haya conocido antes. Mientras no nos domine, podemos disfrutarlo sin miedo. Como dijo una vez un viejo maestro: “Ya que todo es un juego de la mente –al fin y al cabo– podemos también disfrutarlo”. De lo que él estaba hablando, es de la vida misma.

¿Es correcto decir que el deseo debe estar presente para un renacimiento humano? Y si no transformamos nuestros sentimientos de deseo, ¿seguiremos renaciendo como seres humanos?

Respuesta de Lama Ole:

Eso es básicamente cierto, siempre y cuando no hagamos nada realmente dañino. Si llevamos a cabo muchas acciones negativas en nuestra vida o si somos muy mezquinos con el dinero, es muy probable que renazcamos en África, Sudamérica o lugares como esos. Igualmente, si hemos sido codiciosos pero también generosos, podríamos renacer en Norteamérica o Europa. Pero los buenos lugares se están achicando, mientras que los malos están creciendo.

Es inteligente aprender a desarrollarnos. Y lo hermoso de la práctica budista es que no necesitamos cambiar o destruir nuestros deseos o apegos. Solo tenemos que aprender a cambiar de dirección toda la energía de nuestro deseo. En este momento, esta energía se enfoca en parejas atléticas, dinero y vacaciones. Ahora, solo necesitamos dirigirla hacia la liberación y la iluminación. El deseo es una fuerza muy positiva si uno sabe cómo transformar los apegos aferrados y limitantes en un deseo liberador e iluminado. No tienes que dormir al tigre, puedes montarlo. Amarras al tigre a la parte delantera de un arado y lo diriges en la dirección que quieres ir. En otras palabras, usamos el poder inherente a las emociones perturbadoras, aunque esto quizás no sea tan fácil.

En algunos casos, es útil relajarse y simplemente evitar las situaciones más difíciles con las que solemos enojarnos demasiado. Es sabio experimentar todo como un sueño. Piensa: “la emoción no estaba aquí hace cinco minutos y desaparecerá dentro de otros cinco minutos. Si me involucro con ella ahora, solo me meteré en problemas”. Pero lo más importante es hacer uso del poder y darle la vuelta. Esto es exactamente lo que hace un luchador: toma el poder de su enemigo y lo usa contra él.

¿Podrías decir algo sobre aquellos propensos al deseo, la ira y la confusión?

Respuesta de Lama Ole:

La mayoría de las personas tienen un poco de todo: orgullo, celos, deseo, confusión e ira. Algunos ven algo y notan muchas cosas que les gustan, y tal vez algo que no les gusta. Estos son en su mayoría propensos al deseo. Otros ven de inmediato muchas cosas que no les gustan, y tal vez una cosa que les gusta. Así que son en su mayoría propensos a la ira. Y otras personas no tienen claro qué les gusta y qué no les gusta. Estos son los propensos a la confusión.

Algunos, por ejemplo, son propensos en un comienzo al deseo, porque tienen una necesidad física de amor. Luego, cuando el cuerpo está contento, la vieja ira puede aparecer y comenzar a encontrar muchas fallas en la pareja. De hecho, vemos esto a menudo: una hermosa luna de miel y después la gente se grita.

Yo mismo soy puramente propenso al deseo. Mi mente funciona de forma tal, que entiendo los errores de los demás como programas erróneos que se están descartando. Me olvido de casi todos los errores. Y cuando nos encontramos la siguiente vez, los saludo con alegría porque he olvidado los problemas del pasado. Pero si alguien ha hecho algo bueno, lo recuerdo muy bien, y me gusta preguntar sobre las experiencias.

Hay propensos a la ira que critican todo. Sin embargo, como saben exactamente lo que no les gusta, se aferran a esto menos de lo que lo harían otros. Así es como progresan rápidamente. Conozco a una mujer así que tuvo un progreso asombroso con su meditación. Los propensos a la ira tienen que aprender de situaciones en las que siempre se enojan o piensan que deben protegerse. Necesitan un marco protegido donde no sean atacados, y así puedan abandonar su actitud defensiva. Necesitan espacio a su alrededor para ver cómo son realmente las cosas y cuán hermoso es el mundo en su verdadera naturaleza. Entonces, descubren su riqueza y pueden dejar que toda su fuerza, amor y excedente jueguen libremente. La mayoría terminan con los nyingmapas; sus enseñanzas están dirigidas hacia eso.

A los propensos al deseo les gusta todo. En lugar de avanzar de una manera enfocada y lineal, se arrojan completamente hacia las cosas y progresan de esta manera. Tienen que aprender a reconocer la diferencia entre las cosas impermanentes y permanentes. La mayoría terminan siendo kagyus.

Los propensos a la confusión a menudo tiene que tomar el camino del pensamiento. Progresan paso a paso a través de una comprensión cada vez mejor y más clara, nivel por nivel. La mayoría terminan con los gelugpas.

Las diferentes escuelas funcionan más o menos de la siguiente manera. Para los nyingmapas, la visión desde arriba es lo más importante: al volar a través de un lago –por ejemplo, para obtener una visión general de éste– uno obtiene una comprensión del lago. Con los kagyupas, la experiencia directa es lo más importante: uno salta al lago y nada, sintiendo el agua en el cuerpo. Para los kagyupas todo está muy unido, como en una familia. Y para los gelugpas, el análisis y la comprensión son esenciales: el enfoque es llevar una muestra del agua del lago al laboratorio para ver qué hay dentro.

No podemos decir que un enfoque es bueno y otro malo. Una escuela es buena para algunos y otra escuela es buena para otros. Si uno sigue el camino correcto, alcanzará la meta. Y cuando uno se ha convertido en un buda, entonces desaparece la diferencia en cuanto a cuál camino uno tomó. Es solo una cuestión de cómo subir; cuando uno ha llegado, ya no hay diferencia.

¿Es posible, de alguna manera, usar la impaciencia de forma significativa?

Respuesta de Lama Ole:

¡Sí, eso creo! Te daré un ejemplo de cómo manejo la impaciencia. La impaciencia siempre es agradable cuando se asemeja a conducir un automóvil con el tacómetro en la zona verde.

En la zona baja blanca, los pistones golpean demasiado fuerte –lo cual no es bueno; y en la zona roja, la película de aceite puede dañarse. Entonces se trata de permanecer en el medio, de dos mil a seis mil revoluciones por minuto.

El truco es tener siempre tantas cosas para hacer al mismo tiempo, que te mantienes dentro de estos límites. Por ejemplo, si la gente siempre pide mucho de ti, entonces estás totalmente presente con ellos. Si están un poco menos cerca, puedes hacer varias cosas prácticas. Y si están bien ocupados con ellos mismos, entonces quizás puedas estar allí y aún así escribir cartas para mantener tus conexiones con otros. Si te mantienes siempre en la zona verde, estás usando bien tu impaciencia y ésta se vuelve lo más útil posible para todos.

¿Cómo puede uno aprender a ser paciente?

Respuesta de Lama Ole:

Yo diría que la manera más fácil, es evitar situaciones en las que generalmente caes al agua. Si te sientes más fuerte después de pasar un tiempo evitando algo, podrás ver la situación con más humor; puedes reírte de ella y verla desde un nivel más allá de lo personal.

Además, si comienzas a mantener una distancia mayor, podrás “dejar que el ladrón entre a una casa vacía”. Esto simplemente significa no poner energía en una sensación de impaciencia o agitación. En cambio, observa cómo la sensación corre de aquí para allá e intenta provocarte, pero tú no haces nada. Entonces, puedes usar la energía de esas sensaciones para lavar los platos, limpiar el automóvil o cavar en el jardín.

Entonces, para empezar, evita las situaciones en las que te impacientas. Cuando seas más fuerte y tengas más distancia, te darás cuenta de que la situación es como un sueño y podrás observar los sentimientos sin reaccionar a ellos.

Pero la paciencia tiene que aprenderse, y no significa simplemente aguantar y reaccionar al momento siguiente. Uno podría sentarse allí como un gato, esperando durante horas a que pase un ratón, para finalmente abalanzarse sobre él. ¡Eso no es paciencia! Es importante crear espacio para uno mismo, para poder ver la situación desde la distancia. De esta manera, puede darse una transformación, si uno quiere trabajar en esto. Durante este proceso, uno puede madurar de forma que cada vez surjan más espacio y libertad. Uno desarrolla más opciones para manejar las dificultades y ya no experimenta bloqueos u obstáculos absolutos. 

¿Es verdad que gastamos nuestro buen karma si no tenemos paciencia?

Respuesta de Lama Ole:

No tener paciencia significa enojarse. Y enojarse quema todos los diferentes buenos karmas. Las numerosas impresiones positivas que hay en la mente de uno, se queman y desaparecen.

Hay muchos seres en el mundo que piensan, dicen y hacen cosas buenas; seres que acumulan mucha positividad. Pero cada vez que llegan a un nivel donde se requiere un cambio –una nueva dimensión de conciencia– surgen el miedo y la incertidumbre. Entonces comienzan a enojarse y se derrumban. Cuando los viejos y habituales sentimientos y pensamientos se vuelven a desplegar, los seres construyen nuevamente cosas buenas, luego vuelven a caer, vuelven a construir, y así sucesivamente.

Desde que decidí firmemente trabajar de manera consciente para deshacerme de mi ira, me encuentro cada vez con menos frecuencia en situaciones en las que me hubiese enfadado antes. ¿Es esto una coincidencia?

Respuesta de Lama Ole:

Definitivamente no. Un pilar muy importante de nuestro trabajo es la Promesa del Bodhisattva. Desde el momento en que tomas esta promesa, cuando trabajas contra tu ira, cada vez menos personas desagradables vendrán a ti. Esto te lo prometo.

Lo mismo sucede cuando dejas de matar mosquitos. Entonces vendrán cada vez menos mosquitos a picarte, porque tienen el karma para una vida corta –y si no los matas– tendrán que ir a otro lugar. Lo mismo sucede cuando dejas de estar enojado. Las personas enojadas irán entonces a otro lugar, porque no tienen una conexión contigo. No las verás más.

Hannah y yo tomamos la Promesa del Bodhisattva con Karmapa en una luna llena en septiembre de 1970. Antes de eso, siempre había peleas y grandes disputas. No sé a dónde han ido las personas enojadas; ya no tengo nada que ver con ellas. Solo conozco gente agradable en todas partes. A veces hay algunas personas que crean rumores, pero también hablan cada vez menos.

Es así: uno se mueve dentro de ciertos campos de poder o campos de energía. Si, por ejemplo, uno abandona un círculo de violencia, entonces ya no se encontrará con esas personas. Si la violencia –las emociones perturbadoras– son eliminadas dentro de uno mismo, entonces uno ya no tiene nada que ver con ellas.

Hannah y yo observamos esto durante los cinco años que estuvimos en los Himalayas. Por ejemplo, nunca vimos un animal siendo sacrificado. Y el sacrificio ocurre en todas las calles justo al lado de la carretera. Nunca hemos estado en un festival de sacrificio, donde montañas enteras son empapadas de sangre. Nunca he visto esto. Solo he visto a las cabras felices y luego unas cuantas chuletas de cabra.

Al tomar esta Promesa del Bodhisattva, una gran cantidad de asperezas, negatividad –y cosas que causan dolor y sufrimiento– desaparecerán de tu vida. Esto te lo puedo prometer.

Me he dado cuenta de que cuando logro evitar la ira en un encuentro personal, luego aparecen leves sentimientos de arrogancia. Esto tampoco es bueno, ¿verdad?

Respuesta de Lama Ole:

Si eso te ayuda a evitar la ira, entonces está bien tener un sentimiento de arrogancia o cualquier otro sentimiento sustituto. Puedes tenerlo hasta que te canses, luego también se irá.

Trata a la ira como un veneno: simplemente debes dividirla en componentes menos peligrosos, y luego descomponerla aún más. Al final, puedes esparcirla en el suelo como fertilizante.

Se permite casi cualquier medio para evitar la ira. También te recomiendo que pienses: “Solo tengo que pasar diez minutos con él, en cambio él tiene que estar consigo mismo las veinticuatro horas del día, siete días a la semana”. Esto también es un poco arrogante –porque te pones por encima de alguien más– pero si te mantiene alejado de un arrebato de ira, entonces también ha sido útil.

Al final, uno simplemente observa y piensa: “¿Por qué él hace eso?” Uno ya no tiene ira y no puede entender a dónde se fue.

En mi caso, no siento que la ira venga de adentro, sino que es plantada en mí desde afuera. ¿Es eso posible?

Respuesta de Lama Ole:

¡Si no tienes ira en ti mismo, no sentirás ira afuera! Te lo prometo: es una cuestión de anillo y gancho. Si no hay un anillo para que tu ira se enganche, verás al supuesto oponente como un animal extraño en un zoológico dando volteretas. No puede surgir ningún sentimiento de ira, solo piensas: “Qué extraño, ¿por qué actúa de una manera tan rara?”

Al meditar y eliminar la ira en ti mismo, te conviertes en un pato: todo lo que se vierte sobre ti, fluye por todos lados y no te mojas. A esto es a lo que apuntamos.

Puedes cubrir todo el mundo exterior con cuero para caminar cómodamente. Esto sería agradable, pero también implicaría mucho trabajo. O en su lugar, meditas, que es como ponerte zapatos. Entonces tienes tu propia pequeña pieza de cuero sobre la cual caminar, y así tampoco sientes dolor.

¿Es posible pensar que estamos enojados con alguien por cierta razón, pero que la verdadera razón radique en un problema de una vida anterior?

Respuesta de Lama Ole:

Sí, es muy posible que en una vida anterior alguien te haya quitado a tu pareja o te haya matado. Este podría ser su karma.

De hecho, esta es una de las razones por las que es tan difícil detener las guerras. Muchos seres se matan entre sí y se reencuentran en otra vida –en todo tipo de países– solo para matarse entre sí, una y otra vez. El único antídoto es que las personas en un área se vuelvan tan positivas, que las personas con mal karma ya no nazcan en esos países.

Si abandonamos completamente la ira, ¿no seremos ignorados por los demás y simplemente dejarán de tomarnos en serio?

Respuesta de Lama Ole:

Si detenemos la confrontación entre “esto o lo otro” y “tú o yo”, si dejamos de esperar y de temer, no significa que de repente nos convertimos en vegetales amigables, sentados por ahí, mirando a nuestros ombligos y diciendo “OM” cada hora.

Cuando uno ha removido las emociones perturbadoras, se vuelve realmente efectivo. Más allá de lo que pensamos, lo que queremos, lo que imaginamos –más allá de este nivel– se encuentran el gozo total, el poder, el amor, la energía completa de nuestra mente. Todo está allí, y solo cuando las emociones perturbadoras se han ido, pueden expresarse por completo.

No permitimos que hagan cualquier cosa con nosotros. No nos volvemos pasivos ni nos sentamos como un asceta que permite todo sin interferir. Cuando las emociones perturbadoras se han ido, entonces intervenimos. Nos convertimos en un “elefante loco”, como dijo Milarepa; hacemos exactamente lo que es necesario, sin expectativas ni miedo. Reaccionamos como una espada y cortamos donde es necesario.

Cuando cambias tu manera de pensar de “esto o lo otro” a un suave “esto y aquello”, entonces puedes trabajar con las energías y llevarlas a donde quieras. En lugar de detener al tigre, atas un arado a su cola. Tú lo diriges y entonces él ara todo el terreno que querías sembrar.

Yo mismo veo todo lo desagradable como una purificación y todo lo agradable como una bendición. Veo lo que perjudica a los seres, lo que causa sus problemas. Y con una motivación más allá de lo personal, intervengo y dejo que las cosas sucedan como quiero. Esto nos sucede a todos, tan pronto como nuestras expectativas y temores desaparecen. De repente, tienes mucha más fuerza que antes. Eres más efectivo y certero en lo que haces. Si estás seguro de que haces lo correcto, sin ego, entonces eres mucho más fuerte y persistente. Pero no debes enojarte en el proceso.

En muchas artes marciales, se dice que debes tener cuidado con la ira de un hombre paciente, porque él sabe lo que está haciendo. No ha desperdiciado su energía en cinco minutos de drama. Trabaja de manera enfocada en lo que quiere. Siempre asegúrate de que todo lo que hagas emerja de una conciencia simple y buena, de lo contrario pierdes credibilidad. Te quedas allí como un tonto y nadie puede tomarte en serio.

La forma de cambiar podría describirse así:

Al principio, por ejemplo, podrías ir a votar pensando: “¿Dónde obtendré la mayor cantidad de dinero?” o “¿Cómo puedo evitar límites de velocidad adicionales?” En el siguiente nivel, podrías pensar: “¿Qué beneficia a todos? ¿Qué les brinda más y más libertad y les permite a todos prosperar?” En el tercer nivel, sabes que lo que haces es correcto y simplemente haces lo que está delante de tu nariz. No hay más dudas. Estás más allá de lo personal; haces lo que es más útil.

Con una actitud budista, uno nunca se vuelve un “debilucho”. Sin embargo, ya interpretamos esto un poco de manera errónea. Los países budistas son generalmente fáciles de invadir y destruir. Cuando los atacan, no se defienden lo suficientemente bien. Esto aplica para los países gobernados en su mayoría por monjes. Cuando había más personas prácticas –laicos y yoguis– podían defenderse mejor.

Si uno piensa: “Todos tienen la naturaleza búdica; ellos son buenos y no necesitamos protegernos”, entonces el vecino –que podría haber sido solo un pequeño villano– se convierte en un gran villano, porque se le dio la oportunidad, ya que nadie le mostró sus límites para que aprendiera a comportarse bien.

¡Debemos ser fuertes y capaces de protegernos!

Aunque intento trabajar con mis emociones perturbadoras, algunas personas todavía me vuelven agresivo. ¿Qué debo hacer?

Respuesta de Lama Ole:

Sigue intentándolo hasta que la gente ya no te vuelva agresivo. Si tienes presente que a todas las personas –incluso a las que te hacen enojar– les espera la enfermedad, la vejez y la muerte, tu enojo se convertirá en compasión.

Mira a tu antagonista de esta manera: él nació, eso dolió, lloró, era tan pequeño y desprotegido. Durante su vida tuvo muchos deseos; algunos se cumplieron, otros no. Ahora mismo quiere muchas cosas que no puede conseguir. Quiere evitar muchas cosas que no puede evitar. Tal vez quiera evitarte, pero tú estás ahí de todos modos. Y constantemente tiene que cuidar de todo lo que posee.

Si has observado esto con detenimiento, te darás cuenta de que él está mal y tiene dificultades. Puedes desarrollar compasión y ver que este pobre tipo necesita tu ayuda, en lugar de una discusión. Entonces, puedes apartarte y dejar que golpee la pared. O lo detienes de una manera que sea desagradable para él. Pero cuando reacciones de esta manera, ¡nunca debe ser desde de la ira! Hay que tener en cuenta que si él desarrolla el hábito de comportarse mal, será muy difícil que vuelva a cambiar. Así que detenlo ahora.

Puedes manejar a las personas como quieras –impresionarlas, ser encantador y demás– siempre y cuando desees liberarlas. ¡Obsérvate! Con compasión y el deseo de ser útil para otros, puedes usar tu encanto. Y si estás libre de ira, puedes ser duro con los demás para ayudarlos.

Primero, mantén siempre la visión budista liberadora. Luego, cuando comiences a ver más claramente cómo viven las personas –qué desean y cuántas dificultades tienen en realidad– la aversión disminuirá constantemente y aumentarán tus deseos por su felicidad.

¿Cuál es la diferencia entre el odio y la ira?

Respuesta de Lama Ole:

La ira es algo recién salido de la máquina. Es odio cuando ha estado almacenado en la bodega por un tiempo.

La ira está ahí si reaccionas a algo. En el caso del odio, el recuerdo de experiencias desagradables ya está allí, y luego se activan los sentimientos negativos. El odio tiene raíces profundas y puede extenderse ampliamente. La ira es más una reacción a corto plazo y luego te olvidas de la situación.

El gradiente al interior de Europa también es interesante: cuanto más vas al sur, más rápido se enciende la ira; pero la gente allí también se deshace de ella rápidamente. En el norte de Europa, la ira aparece más lentamente, pero también permanece por más tiempo. Así que las reacciones emocionales al interior de Europa son un poco diferentes.