A veces una relación solo sucede porque la persona se ajusta a nuestros patrones, por ejemplo, porque representan la figura de una madre o de un padre. ¿Cómo debemos manejar esto? ¿Deberíamos tratar de analizarlo o simplemente ignorarlo?

Respuesta de Lama Ole:

En cuanto le ponemos nombre a algo, lo hacemos pequeño. Si decimos “esto es así”, lo definimos y no le damos una oportunidad de ser nada más. De este modo, le quitamos espacio a la situación y la despojamos de todas las demás posibilidades. Es mejor fluir con la situación. Mi consejo aquí sería que ambos vean por sí mismos cuál es la mejor forma de complementarse el uno al otro, cuál es la mejor forma de estar juntos. El análisis es un buen acercamiento para las cosas muertas. Si uno comienza a cortar algo para investigarlo, hasta volverlo pedazos, lo matamos.

Pero una relación siempre está en movimiento y no deberíamos paralizarla. Simplemente apuntamos hacia lo que queremos conseguir. Esto no significa ser deshonestos o no querer ver algo. Pero en cada situación, damos ventaja, damos espacio para que pueda desarrollarse lo mejor. Yo le llamo a esto “verdad dinámica”. Cada persona se enfoca más en las posibilidades que en lo que ya se ha alcanzado. Es como el agua: fluye, ¡está viva!