Respuesta de Lama Ole:
Si uno está completamente dentro del flujo de las cosas, entonces la ira no surge. La condición previa para la ira, es una separación en la mente: “Yo estoy aquí y algo está sucediendo allí”.
Si no creas esta separación, entonces puedes disfrutar de todo. Compartes una totalidad, todo fluye. Pero si empiezas a pensar: “Yo estoy aquí y ellos están allá”, y así, entonces las cosas se ponen raras. A partir de ese momento, la ira puede desarrollarse.
También existe la ira idealista. Aparece cuando uno piensa que las cosas deberían ser diferentes a como realmente son. A mí también me preocupan algunas de esas cosas, por ejemplo, lo que las personas en África o en el mundo islámico se están haciendo entre ellas. Pero si uno, en cambio, tiene compasión y espera que tal vez esas personas puedan resolver sus dificultades en un futuro cercano, entonces uno es inteligente. Uno puede transformar la ira en compasión. Eso es bueno y no cuesta nada. La ira, por otro lado, cuesta mucho.
Hasta la pubertad, uno experimenta la continuación de su vida anterior. Desde el momento en que inicia la pubertad –cuando se enciende el gran motor de la sexualidad, y la ilusión y los hábitos del ego se fortalecen– uno crea su nueva vida. Más tarde –a partir de los sesenta años aproximadamente– los rostros de las personas muestran lo que han hecho con sus vidas, si sus acciones fueron predominantemente beneficiosas o perjudiciales. Entonces, es una lástima ver que alguien luce como tres días de clima lluvioso. Uno puede ver realmente cómo la ira y los malos sentimientos se vuelven más y más fuertes. Pero alguien que tiene muchos buenos sentimientos y hace buenos deseos por los demás, se ve realmente bien incluso al final de su vida. Es importante estar vigilantes aquí.