¿No tienes miedo en absoluto al lanzarte en paracaídas?

Respuesta de Lama Ole:

Si uno ha comprendido la vacuidad de la mente, se vuelve ausente de temor. La vacuidad y la ausencia de temor son inseparables. Mi accidente de paracaidismo me benefició mucho porque me dio la oportunidad de confirmar que realmente no tengo miedo. Esto confirmó que no solo hablo de algo y me mantengo en la superficie. Lo he comprobado y es verdad.

Una vez que uno ha tenido tal experiencia, se aleja de muchas cosas que simplemente no importan. Muchas creencias y conceptos se vuelven obsoletos –uno ya no los necesita–. Esta es la parte más importante de volverse ausente de temor.

Si vamos más allá de nuestros límites, por ejemplo, montando una motocicleta, ¿no podemos también confundir esto con ser descuidados?

Respuesta de Lama Ole:

Es así: si sales volando en la curva, ibas demasiado rápido y si no te sales, ibas demasiado lento. Hay una línea delgada en el medio, dependiendo de lo que te guste y la calidad de tus neumáticos. Cuando la motocicleta, el camino y el conductor se juntan como una totalidad natural, entonces todo funciona por sí mismo.

Pero debes mantenerte alejado de tal situación si no estás descansando en tu centro. No trates de probar algo si estás exaltado, eso siempre sale mal y es realmente imprudente.

¿Es verdad que ganamos más poder si vamos más allá de nuestros límites una y otra vez?

Respuesta de Lama Ole:

Si solo haces la cantidad de flexiones que puedes hacer fácilmente, entonces mantienes los músculos que ya tienes. Pero para que tus músculos crezcan, debes hacer un par de flexiones adicionales al final del entrenamiento que te duelen y son difíciles.

Dondequiera que vayamos más allá de nuestros límites, surge nuevo espacio y libertad. La vida se puede comparar con una banda elástica: si nunca se usa, un día simplemente se debilita y se rompe. Pero si uno la usa una y otra vez, entonces permanece flexible y útil. Esto significa que es bueno renunciar a los viejos hábitos, y una y otra vez ir un poco más lejos que antes. Debemos hacerlo confiando en el espacio y en nuestras propias posibilidades, nunca como una reacción escapista. De esta manera expandimos nuestro potencial, nuestra vida se mantiene siempre fresca y nuevas cosas pueden aparecer.

Ir más allá de nuestros límites de vez en cuando es claramente significativo, pero ¿cómo nos aseguramos de no ir demasiado lejos?

Respuesta de Lama Ole:

Mi consejo es usar el sentido común. Paso a paso uno puede ir más lejos y al mismo tiempo hacer más por los demás. Ocasionalmente, debemos ir más allá de nuestros límites porque esto crea más espacio en nuestra mente y produce alegría. Pero aún así, uno debe ser cauteloso al hacerlo.

Una vez que tu motivación es pura –es decir, tan pronto como trabajas únicamente para otros– los budas piensan en ti y estás protegido. Haces todo por los demás y los demás hacen todo por ti. Yo ni siquiera pienso ahora si algo es peligroso. Si uno simplemente trabaja en el espacio abierto y hace lo que el momento requiere, entonces todo brilla; todo está lleno de alegría y sucede aquí y ahora.

Me he divertido mucho en actividades físicamente riesgosas, pero después de varios accidentes no sé si debo continuar así o más bien frenarme un poco.

Respuesta de Lama Ole:

En el budismo existe la expresión “precioso cuerpo humano”. Nuestro cuerpo es precioso porque nos permite desarrollar, aprender y experimentar cosas. Te aconsejo que te mantengas dentro de tus límites al principio. Luego, cuando haya un claro cielo azul, puedes disfrutar de un salto tándem en paracaídas, donde tienes un instructor en tu espalda que tira la cuerda para que no ocurra nada peligroso. De vez en cuando puedes permitirte una descarga de adrenalina como esta. Teniendo en cuenta todo lo anterior, debemos tener cuidado con lo que hacemos, porque es mejor poder saltar alegremente que meditar en una silla de ruedas.

Mi consejo es en realidad un poco más conservador que mi comportamiento, debo admitirlo. Unos cuantos días al año, me subo en una motocicleta rápida y salgo a montar con algunos amigos. O a veces voy a hacer paracaidismo o salto en bungee. Aunque siempre estoy convencido de que estoy en control de la motocicleta o de la situación, hay momentos en que la moto patina –lo cual es bastante peligroso.

Una vez tuve una patinada a alta velocidad en una calle mojada con una pesada BMW de cuatro cilindros. Entonces, de repente, sentí como si me sostuvieran mil brazos y de nuevo estaba en el carril. Yo nunca hubiera podido sostener solo esa pesada máquina. En ese caso, los budas controlaron la motocicleta mejor que yo. Siempre sé que las cosas se solucionarán y confío en el espacio. Me siento feliz cuando algo así sucede, pero al mismo tiempo es un poco embarazoso.