Respuesta de Lama Ole:
La envidia y los celos a menudo van de la mano, pero podemos distinguirlos observando sus causas. Los celos nacen del deseo y de la falta de algo, de la sensación de no tener suficiente. Una persona celosa cree que necesita a la otra persona. Necesita aferrarse y tomar precauciones, por eso no le gusta cuando sus esperanzas se desvanecen. Si una persona le gusta mucho y de repente la pierde, surgen los celos.
En cambio, la envidia no proviene del apego ni de la carencia, sino más bien de la ira y la aversión. Si a la persona envidiosa no le cae bien alguien, no querrá que esa persona sea feliz. Aunque no tenga nada que ver con la persona, aun así, se enfurecerá si al otro le va bien. Esto es envidia.
Al tratar con los celos, es de suma importancia darle a la persona celosa la sensación de que estás allí, incluso si no estás físicamente cerca. Es muy importante mostrar tu aprecio por la conexión que existe entre ustedes. Puede que surja una situación en la que no puedan compartir mucha cercanía física. Pero si está claro que no tiraras ni despreciarás lo que han compartido hasta el momento, sino que lo honrarás y te alegrarás por ello, entonces puedes irradiar este excedente al mundo. Si manejas los celos de esta manera, se disolverán.
De esta manera, habrán compartido riqueza entre ustedes; tú la compartes por aquí y tu pareja la comparte por allá. Siempre vuelvan a la sensación de riqueza, a la visión: “Ahora estamos compartiendo algo que nos enriquece. Esto lo compartiremos con todos los seres en todas partes. El espacio nos conecta y nos mantiene unidos, haciéndonos parte de una misma totalidad”. Si piensan así, toda mentalidad estrecha desaparecerá.
El espacio no nos separa, nos conecta. El espacio no es distancia, es un contenedor. Ahora mismo puede haber dos metros entre nosotros y lo experimentamos como una separación, como algo que no nos gusta. Pero si observamos más de cerca, vemos que hay un sinfín de kilómetros detrás de nosotros.
Toda nuestra percepción del espacio debe cambiar. Estamos acostumbrados a dejar que nuestra conciencia sólo funcione a través de nuestros ojos, y así experimentamos el mundo exclusivamente de esta manera. Mientras sólo percibamos a través de los ojos y nos enfoquemos sólo en lo que se puede ver, experimentaremos un sentimiento de separación. La sensación de estar separados –de un “yo aquí” y “tú allá”– puede cambiarse de una manera muy positiva cuando nos abrimos al espacio en todas las direcciones. Uno puede practicar ser consciente en todas las direcciones, desde el centro del corazón o desde los cinco centros de energía al mismo tiempo, y experimentar el mundo de esta manera.
Por ejemplo, si tratas de expandir tu conciencia a través de tu espalda, sientes la almohada, la pared de la habitación, la pared de la casa, la calle, los autos que están allí, el vecindario, la ciudad, el país, el mundo. De esta manera, puedes experimentar todo a través de cada uno de los centros de energía del cuerpo, y obtener más y más la sensación de espacio. Deja que la sensación de centro y límite se disuelva hasta que sólo quede un estado de conciencia, que es totalmente abierto como el espacio. ¡Esto elimina los celos!
Por cierto, esto es parte de una meditación completa, pero también se puede practicar así. En cualquier caso, ¡viene a través de la meditación! La meditación elimina la separación entre tú y yo, entre aquí y allá. Entonces, estarás unido –de todos modos– al agradable estado de unidad de todos los fenómenos, en el fantástico estado de conciencia. La experiencia de la mente misma es incluso mejor y más rica que tener un amante a cada lado. Es un estado que lo abarca todo, más allá que todo lo demás ¡La meditación es lo más importante!
Si alguien tiene problemas con los celos, realmente puedes decirle: “No tienes idea de lo rico que eres. Únicamente puedes ver algo hermoso en mí porque tienes algo hermoso dentro de ti. Yo sólo funciono como tu espejo. Sólo te muestro tu propia belleza, tu propia naturaleza búdica, tus propias habilidades. Si no tuvieras todo esto dentro de ti, no podrías verlo en mí”. Pero es bastante difícil, especialmente si la otra persona no desea desarrollarse, sino que busca una relación estrecha y exclusiva, y pone grandes expectativas en la pareja para alcanzar su propia felicidad. Es difícil ayudar a alguien así y no puedes protegerlos de todas las dificultades.
No obstante, muy a menudo el dolor es el motor para el desarrollo. Cuando los juegos y hábitos ordinarios dejan de funcionar y una persona experimenta dolor, sólo entonces llega a comprender que necesita cambiar un poco. De lo contrario, la mente es como un caballo gordo y perezoso que prefiere acostarse o pararse por ahí, sin lograr nada. En general, –como todo lo que experimentamos es un reflejo de nosotros mismos– mientras algo duela, es porque aún estamos aprendiendo. En el momento en que ya nada nos duela, lo habremos logrado. Es así de simple.
Pueden comprobarlo en sus propias vidas. Puede ser en las relaciones o en otras situaciones de la vida: siempre y cuando encuentren suficiente fuerza dentro de ustedes y no necesiten nada más, siempre y cuando estén tranquilos y felices, y tengan un excedente para otras cosas – no importa lo que esté sucediendo – lo habrán logrado. Seguirán siendo vulnerables solo en la medida en que necesiten algo una y otra vez; o quieran aferrarse o rechazar algo; o necesiten probarse a sí mismos, dar explicaciones o justificarse.