¿Qué deberíamos hacer para lidiar con el apego?

Respuesta de Lama Ole:

El Buda dio dos consejos en relación con el apego y Karmapa agregó otro remedio especial. En el nivel más alto y absoluto –dentro del linaje del Tantra Madre– el Buda aconseja trabajar en particular con la fase de disolución. Esto significa que uno procura hacer corta la fase de construcción al meditar, y permanece por largo tiempo en la fase de disolución. En la meditación del VIII Karmapa, también existen antídotos especiales para el apego.

En el nivel práctico del día a día –y para las personas que están motivadas principalmente por fuertes deseos– el Buda nos aconseja pensar mucho en la impermanencia, para que no nos atemos demasiado al mundo de los fenómenos. En segundo lugar, debemos compartir todo lo bueno que experimentemos con todos los seres, porque aquellos cuya emoción predominante es el deseo, experimentan muchas cosas maravillosas y llenas de riqueza. Debemos llevar siempre con nosotros una sensación interna que diga: “¡Quiero mostrar esto a otros!”

Si utilizas los diferentes niveles de esta manera, obtendrás buenos resultados. Lo más importante es entender que el pensamiento no estaba aquí antes, que mañana se habrá ido y que no tiene que molestarte hoy: como las olas en el océano que van y vienen.

¿Es correcto decir que el deseo debe estar presente para un renacimiento humano? Y si no transformamos nuestros sentimientos de deseo, ¿seguiremos renaciendo como seres humanos?

Respuesta de Lama Ole:

Eso es básicamente cierto, siempre y cuando no hagamos nada realmente dañino. Si llevamos a cabo muchas acciones negativas en nuestra vida o si somos muy mezquinos con el dinero, es muy probable que renazcamos en África, Sudamérica o lugares como esos. Igualmente, si hemos sido codiciosos pero también generosos, podríamos renacer en Norteamérica o Europa. Pero los buenos lugares se están achicando, mientras que los malos están creciendo.

Es inteligente aprender a desarrollarnos. Y lo hermoso de la práctica budista es que no necesitamos cambiar o destruir nuestros deseos o apegos. Solo tenemos que aprender a cambiar de dirección toda la energía de nuestro deseo. En este momento, esta energía se enfoca en parejas atléticas, dinero y vacaciones. Ahora, solo necesitamos dirigirla hacia la liberación y la iluminación. El deseo es una fuerza muy positiva si uno sabe cómo transformar los apegos aferrados y limitantes en un deseo liberador e iluminado. No tienes que dormir al tigre, puedes montarlo. Amarras al tigre a la parte delantera de un arado y lo diriges en la dirección que quieres ir. En otras palabras, usamos el poder inherente a las emociones perturbadoras, aunque esto quizás no sea tan fácil.

En algunos casos, es útil relajarse y simplemente evitar las situaciones más difíciles con las que solemos enojarnos demasiado. Es sabio experimentar todo como un sueño. Piensa: “la emoción no estaba aquí hace cinco minutos y desaparecerá dentro de otros cinco minutos. Si me involucro con ella ahora, solo me meteré en problemas”. Pero lo más importante es hacer uso del poder y darle la vuelta. Esto es exactamente lo que hace un luchador: toma el poder de su enemigo y lo usa contra él.

¿Podrías decir algo sobre aquellos propensos al deseo, la ira y la confusión?

Respuesta de Lama Ole:

La mayoría de las personas tienen un poco de todo: orgullo, celos, deseo, confusión e ira. Algunos ven algo y notan muchas cosas que les gustan, y tal vez algo que no les gusta. Estos son en su mayoría propensos al deseo. Otros ven de inmediato muchas cosas que no les gustan, y tal vez una cosa que les gusta. Así que son en su mayoría propensos a la ira. Y otras personas no tienen claro qué les gusta y qué no les gusta. Estos son los propensos a la confusión.

Algunos, por ejemplo, son propensos en un comienzo al deseo, porque tienen una necesidad física de amor. Luego, cuando el cuerpo está contento, la vieja ira puede aparecer y comenzar a encontrar muchas fallas en la pareja. De hecho, vemos esto a menudo: una hermosa luna de miel y después la gente se grita.

Yo mismo soy puramente propenso al deseo. Mi mente funciona de forma tal, que entiendo los errores de los demás como programas erróneos que se están descartando. Me olvido de casi todos los errores. Y cuando nos encontramos la siguiente vez, los saludo con alegría porque he olvidado los problemas del pasado. Pero si alguien ha hecho algo bueno, lo recuerdo muy bien, y me gusta preguntar sobre las experiencias.

Hay propensos a la ira que critican todo. Sin embargo, como saben exactamente lo que no les gusta, se aferran a esto menos de lo que lo harían otros. Así es como progresan rápidamente. Conozco a una mujer así que tuvo un progreso asombroso con su meditación. Los propensos a la ira tienen que aprender de situaciones en las que siempre se enojan o piensan que deben protegerse. Necesitan un marco protegido donde no sean atacados, y así puedan abandonar su actitud defensiva. Necesitan espacio a su alrededor para ver cómo son realmente las cosas y cuán hermoso es el mundo en su verdadera naturaleza. Entonces, descubren su riqueza y pueden dejar que toda su fuerza, amor y excedente jueguen libremente. La mayoría terminan con los nyingmapas; sus enseñanzas están dirigidas hacia eso.

A los propensos al deseo les gusta todo. En lugar de avanzar de una manera enfocada y lineal, se arrojan completamente hacia las cosas y progresan de esta manera. Tienen que aprender a reconocer la diferencia entre las cosas impermanentes y permanentes. La mayoría terminan siendo kagyus.

Los propensos a la confusión a menudo tiene que tomar el camino del pensamiento. Progresan paso a paso a través de una comprensión cada vez mejor y más clara, nivel por nivel. La mayoría terminan con los gelugpas.

Las diferentes escuelas funcionan más o menos de la siguiente manera. Para los nyingmapas, la visión desde arriba es lo más importante: al volar a través de un lago –por ejemplo, para obtener una visión general de éste– uno obtiene una comprensión del lago. Con los kagyupas, la experiencia directa es lo más importante: uno salta al lago y nada, sintiendo el agua en el cuerpo. Para los kagyupas todo está muy unido, como en una familia. Y para los gelugpas, el análisis y la comprensión son esenciales: el enfoque es llevar una muestra del agua del lago al laboratorio para ver qué hay dentro.

No podemos decir que un enfoque es bueno y otro malo. Una escuela es buena para algunos y otra escuela es buena para otros. Si uno sigue el camino correcto, alcanzará la meta. Y cuando uno se ha convertido en un buda, entonces desaparece la diferencia en cuanto a cuál camino uno tomó. Es solo una cuestión de cómo subir; cuando uno ha llegado, ya no hay diferencia.