¿Demasiada felicidad puede hacerte egoísta?

Respuesta de Lama Ole:

Eso depende de si uno es capaz de compartir la alegría. Al principio uno es probablemente un poco egoísta, pero gradualmente, uno comienza a compartir. Si uno está completamente lleno de alegría, es imposible guardarlo para uno mismo. Yo mismo literalmente exploto de gozo todo el tiempo. Así es después de veinticinco años de meditación. Y no creo que me guarde esto para mí. Durante mi primera experiencia de la luz clara de la mente, todo explotó y tuve lágrimas de alegría en mis ojos.

Luego, cuando le conté a mi esposa Hannah acerca de esta experiencia, ella consideró que me volvería aún más egoísta. Es posible que no comuniquemos esta primera experiencia de gozo tan bien, pero tan pronto como la tengamos en lo profundo del tuétano de nuestros huesos, no podremos guardarla para nosotros. Simplemente no es posible. Una iluminación donde uno parece infeliz, no existe para mí.

¿Cómo puede uno deshacerse del ego?

Respuesta de Lama Ole:

Puedes ser más listo que él usando sus propios métodos. El budismo es un método para burlar constantemente al ego. Tienes que usar la energía del ego –del ego ilusorio e inexistente– para llegar al punto donde no hay más ego. Entonces, utilizas esta idea de un yo para purificar los velos, hasta que no haya más ilusión del ego.

El ego es muy fuerte, pero también es estúpido. Hay algunos grandes maestros en la historia del linaje Karma Kagyu que trabajaron directamente contra el ego. La historia de Milarepa y su maestro Marpa es particularmente conocida; esta era todavía una escuela muy dura. Pero la mayoría de las veces, uno tiene que darle a la gente algo dulce al principio. El ego entonces piensa: “Ah, no solo soy un buen tipo, sino que ahora también me estoy volviendo espiritual”. Entonces, uno mantiene este buen sentimiento el mayor tiempo posible.

Luego, lentamente, el ego descubre que recibe mucho pan y papas, pero poca carne y verduras. Uno ahora pertenece a una noble familia. Especialmente conmigo como maestro, está claro que me gusta ver que se mantienen impasibles y con buen estilo, y que no me gusta ver drama ni debilidad. De repente, el ego no puede realizar todas las jugadas que antes solía hacer. Ya no puede construirse a través de sentimientos poderosos como “lo odio”, “soy el mejor”, “soy el peor”, y así sucesivamente.

Al ver que no le está yendo tan bien, el ego intenta protegerse por todos los medios. Por ejemplo, proyecta sentimientos, o dolor de espalda, o pensamientos como: “¡Estoy constantemente empeorando!” –lo cual no es cierto en absoluto–. Es solo que, de repente, uno puede verse como siempre ha sido. En esta difícil situación, le lanzamos otro pedazo de carne al ego –por ejemplo, la actitud del bodhisattva– y le decimos: “Estás aquí para ayudar a todos los seres”. Al principio, el ego piensa que hemos notado lo bueno que es y todas las cosas que puede hacer, pero en realidad la actitud del bodhisattva es un completo veneno para él. Primero, tenemos que pensar en los demás todo el tiempo, y por lo tanto, no tenemos más tiempo para pensar en nosotros. Y segundo, siempre recibimos esas enseñanzas sobre el vacío, que dicen que no existimos en lo absoluto.

Esto es realmente fatal para el ego. Ahora está tan débil, que solo le queda un lugar para atrincherarse. Ahí es cuando comienza a ver lo que otros están haciendo mal. Ya ha dejado de intentar protegerse, porque ya sabe que todo es en realidad una ilusión. Ahora, en cambio, trata de encontrar fallas en los demás: “Él hace esto y ella dice aquello”, y así continúa. ¿Cómo conquistamos este último bastión? ¿Cómo hacemos que el ego arda y finalmente se apague por completo? ¡A través de la visión pura! Pensamos: “Incluso mi duda es mi naturaleza búdica. Incluso mis pensamientos más malvados son sabiduría espontánea. Mi mayor problema es mi mejor salida”. Entonces lo hemos logrado.

Cuando noto mis emociones perturbadoras y trato de dejarlas ir, al mismo tiempo siento mi renuencia a hacerlo. ¿De dónde viene esto?

Respuesta de Lama Ole:

Esta es precisamente la influencia del ego, por eso uno necesita sabiduría. El ego es encantador y adictivo, tal como todos los demás venenos. Después de algunos años de meditación es fácil burlarse del ego. Pero mientras tanto, no es tan fácil. Comparo el ego con un golpe militar en una república bananera. Unos cuantos caballeros con bigotes y boinas entran, disparan a unas cuantas personas y gobiernan el país.

La mente, en toda su abundancia, es como una joya radiante con muchas facetas y cualidades. Algunas de estas facetas como la memoria, el orgullo, las expectativas, la esperanza y el miedo, están fuertemente cargadas de emociones. Intentan controlar el resto de la mente, por ejemplo, su habilidad para pensar de una manera matemática o política, para la creación artística y sus demás talentos interesantes. De esta forma, aquellos caballeros gordos que lideran el golpe creen que están siendo reivindicados de alguna manera.

Así que superar al ego significa bajar del caballo a los hombres gordos y dejarlos allí. Ese es el objetivo. Cuando tienes éxito, te vuelves espontáneo y natural. Entonces, la joya de la mente brilla en todas sus facetas, porque es sabiduría en sí misma. Sin filtros ni obstáculos, la mente produce cualquier cualidad que sea necesaria en el momento, puede aparecer sin dificultad.

Respecto a aquellos dictadores que tratan de gobernar el sistema, los removemos usando todos los medios: atacando con sabiduría, con gozo, con todo lo que sea posible, hasta que la mente confíe en sí misma y pueda reposar en su centro, sin esperanza ni miedo, simplemente en el momento.

Uno empieza removiendo la conducta neurótica; ese el primer nivel del Hinayana o Camino Fundacional. Cuando las neurosis se han ido, entonces la compasión y la sabiduría surgen en el nivel del Gran Camino. Después de que uno progresa con esto y gana excedente, llega al nivel último del Camino del Diamante. Al final, uno reposa en el aquí y el ahora, con todas las antenas extendidas en todas las direcciones. La ausencia de miedo, el gozo y el amor han surgido por sí mismos y ya no necesitan ninguna causa externa.

¿Qué podemos hacer contra la terquedad y el egoísmo?

Respuesta de Lama Ole:

Contra el egoísmo, es de ayuda ver que todas las personas están en la misma situación que nosotros. Todos quieren ser felices y evitar el sufrimiento. Se comportan bien cuando les va bien y se vuelven desagradables cuando están pasando por un mal momento. Entonces podemos ver que no somos tan diferentes.

¿Y contra la terquedad? Lo mejor tal vez, es decir: “¡PEI!” Cada vez que te quedas totalmente atrapado en tus propias ideas rígidas, puedes decir rápidamente y para ti mismo: “¡PEI!” Es como golpear una pila de guisantes con un palo: vuelan por todas partes. Un intenso “¡PEI!” es muy bueno. Luego, cuando los elementos de tu terquedad se vuelvan a condensar, di “¡PEI!” una vez más, y luego quizás se mantengan alejados.

Si las personas se toman a sí mismas demasiado en serio, hazles cosquillas. Solo ten cuidado con el lugar te paras en relación con ellos, porque si están enojados, podrían intentar golpearte con la parte posterior de la cabeza. Así que agáchate un poco hacia un lado, y hazles cosquillas desde allí. Y luego diles: “¿No estás feliz hoy?” Y a pesar de que se estén tomando increíblemente en serio, comenzarán a reírse.

¿Puede ser útil un gran ego?

Respuesta de Lama Ole:

Sí, si uno lo transforma. Normalmente solo bloquea la comunicación y es nuestro peor enemigo. Pero si uno transforma al ego y en vez de pensar “¡qué maravilloso soy!” piensa “¡qué maravillosos somos todos!” entonces nuestra experiencia pasa directamente del infierno al paraíso.

Si piensas “soy maravilloso y mucho más inteligente que todos los demás”, estás siempre solo y en mala compañía. Pero si piensas en lo maravillosos que son los demás y de lo que son capaces, entonces siempre estás en buena compañía y puedes aprender algo de todos. Puedes dar algo a todos y el mundo se vuelve más y más hermoso.

Si un profesor se para frente a su clase y piensa “¿qué están haciendo esos treinta gorilas aquí?” se iría inmediatamente, porque no puedes enseñarle nada a los gorilas. Pero si piensa “¿qué están haciendo esos treinta Einsteins en mi clase?” de repente es divertido porque los estudiantes pueden aprender mucho.

El cielo y el infierno suceden entre tus orejas o tus costillas, dependiendo donde imagines que está la mente. Si ves a las personas y todo lo que hay en el mundo como maravilloso, esto es el cielo. Si tu ves peligros, dificultades y dolor en todos lados, entonces estás en el infierno.

Cuando estoy descansando en el espacio durante la meditación, después de un tiempo muy corto, mi ego interrumpe la experiencia. ¿Hay un antídoto contra esto?

Respuesta de Lama Ole:

Yo elogiaría siempre al ego hasta que pierda completamente su punto de apoyo. Diría: “¡Fantástico, qué sabiduría! Ya sabes que pierdes el control si sigues el juego, si permites que haya espacio. ¡Muy inteligente la forma como lo haces!” O puedes pensar: “Oh, este es el ego. Siempre viene por aquí. ¡Tómate una taza de té, ego, estoy meditando!” Simplemente continuamos enfocados. Y un día, lo habremos logrado. En algún momento el ego finalmente se disuelve.

Pero no conviertas a la mascota en un depredador. Puede haber razones por las cuales el ego se está resistiendo. Podría ser que al principio, la experiencia perfecta del vacío sea demasiado fuerte; quizás te haga perder el balance. Es posible que primero tengas que crear aún más buenas impresiones en la conciencia almacén, antes de poder permitir todo esto. También es posible que un área –por ejemplo, la comprensión intelectual– ya esté muy desarrollada, mientras que otra área –como la madurez emocional– no esté aún tan desarrollada. Allí uno tiene que darle algún tiempo al desarrollo.

Así que no te enojes con el ego. En lugar de eso, piensa: “¡Ajá, eso seguramente tiene un significado!” o “¡Eso claramente tiene sentido!” o “¡Eso definitivamente me ayudará con algo!” Y luego simplemente sigue adelante. Yo no pelearía salvajemente con él. Eso solo pone energía en los juegos del ego, el cual solo se hará más fuerte así. Simplemente continúa hasta que se disuelva por sí mismo por su falta de fuerza.