Respuesta de Lama Ole:
Puedes ser más listo que él usando sus propios métodos. El budismo es un método para burlar constantemente al ego. Tienes que usar la energía del ego –del ego ilusorio e inexistente– para llegar al punto donde no hay más ego. Entonces, utilizas esta idea de un yo para purificar los velos, hasta que no haya más ilusión del ego.
El ego es muy fuerte, pero también es estúpido. Hay algunos grandes maestros en la historia del linaje Karma Kagyu que trabajaron directamente contra el ego. La historia de Milarepa y su maestro Marpa es particularmente conocida; esta era todavía una escuela muy dura. Pero la mayoría de las veces, uno tiene que darle a la gente algo dulce al principio. El ego entonces piensa: “Ah, no solo soy un buen tipo, sino que ahora también me estoy volviendo espiritual”. Entonces, uno mantiene este buen sentimiento el mayor tiempo posible.
Luego, lentamente, el ego descubre que recibe mucho pan y papas, pero poca carne y verduras. Uno ahora pertenece a una noble familia. Especialmente conmigo como maestro, está claro que me gusta ver que se mantienen impasibles y con buen estilo, y que no me gusta ver drama ni debilidad. De repente, el ego no puede realizar todas las jugadas que antes solía hacer. Ya no puede construirse a través de sentimientos poderosos como “lo odio”, “soy el mejor”, “soy el peor”, y así sucesivamente.
Al ver que no le está yendo tan bien, el ego intenta protegerse por todos los medios. Por ejemplo, proyecta sentimientos, o dolor de espalda, o pensamientos como: “¡Estoy constantemente empeorando!” –lo cual no es cierto en absoluto–. Es solo que, de repente, uno puede verse como siempre ha sido. En esta difícil situación, le lanzamos otro pedazo de carne al ego –por ejemplo, la actitud del bodhisattva– y le decimos: “Estás aquí para ayudar a todos los seres”. Al principio, el ego piensa que hemos notado lo bueno que es y todas las cosas que puede hacer, pero en realidad la actitud del bodhisattva es un completo veneno para él. Primero, tenemos que pensar en los demás todo el tiempo, y por lo tanto, no tenemos más tiempo para pensar en nosotros. Y segundo, siempre recibimos esas enseñanzas sobre el vacío, que dicen que no existimos en lo absoluto.
Esto es realmente fatal para el ego. Ahora está tan débil, que solo le queda un lugar para atrincherarse. Ahí es cuando comienza a ver lo que otros están haciendo mal. Ya ha dejado de intentar protegerse, porque ya sabe que todo es en realidad una ilusión. Ahora, en cambio, trata de encontrar fallas en los demás: “Él hace esto y ella dice aquello”, y así continúa. ¿Cómo conquistamos este último bastión? ¿Cómo hacemos que el ego arda y finalmente se apague por completo? ¡A través de la visión pura! Pensamos: “Incluso mi duda es mi naturaleza búdica. Incluso mis pensamientos más malvados son sabiduría espontánea. Mi mayor problema es mi mejor salida”. Entonces lo hemos logrado.