Algunas personas están muy orgullosas de sus años de práctica o de su contacto cercano con el Lama y menosprecian a los principiantes. ¿Puedes decir algo sobre esto?

Respuesta de Lama Ole:

Si uno quiere ayudar a otros, el orgullo es el peor enemigo. Las personas orgullosas piensan que son mejores que los demás, se aíslan del resto y los hacen sentir incómodos.

Yo insisto en que ustedes –especialmente quienes trabajan estrechamente conmigo– se conviertan en sirvientes de la gente, como lo dijo Federico el Grande de la antigua Prusia. La lealtad, la admiración hacia los demás, es quizás el sentimiento más fuerte que existe. Por supuesto que debes dejarte inspirar desde arriba, pero también debes tener solidaridad y pensar en quienes son más débiles. Debemos aprender no solo a ser leales, sino también a ver qué podemos hacer por los demás. Esa es una preciosa cualidad humana, pero debe aprenderse porque solo comienza desde un cierto nivel de conciencia en adelante. Quiero que mis alumnos siempre piensen, “estoy aquí para la gente” y no, “ahora no tengo tiempo” o “esto lo haré de prisa”.

Uno nunca debe pensar que un problema es demasiado tonto. Por supuesto, el noventa por ciento de todos los problemas son un poco tontos, pero son parte del crecimiento de las personas. Y si no les damos a las personas lo que necesitan, no se desarrollarán más. Quizás el problema sea tonto para aquellos que hemos meditado unos años más, o que hicimos más en la vida pasada, pero para ellos los problemas son reales. Por lo tanto, debemos responderles y hacer lo mejor que podamos, sin pensar en absoluto en términos de “mejor” o “peor”. Debemos ser realmente el más humilde servidor de todos los que lleguen.

Eso es difícil por supuesto. A menudo tenemos prisa y poco tiempo. La mayoría tampoco están acostumbrados a actuar de esta manera. En el mundo de los negocios no tienes que hacerlo,  ¡pero en el budismo, sí! Eso aplica para todos ustedes en los centros y para quienes viajan conmigo. Cuando la gente solo quiere crear problemas, pueden decir: “Habla con aquel”, o enviarlos lejos. Pero cuando tienen un problema real, debemos reaccionar a esto y no pensar que somos demasiado buenos para ellos.

Cuando hablo con personas que tienen visiones equivocadas, me vuelvo arrogante con bastante rapidez, y cuando se dan cuenta de eso, aceptan aún menos lo que les digo. ¿Sería mejor para mí no decir nada?

Respuesta de Lama Ole:

En algún momento eso simplemente se detiene. Primero trata de entender que todos son budas y que el solo hecho de que puedan pensar es en realidad fantástico, y que puedes compartir algo con ellos. Luego trata de construir las cosas desde este nivel.

Uno debería tratar de enfocarse siempre en algo hermoso acerca de la otra persona. Si su cara es un poco extraña, tal vez sus manos sean agradables, o su corbata, o el auto que conduce, o su novia. ¡Cualquier cosa! Encuentra algo que te interese y que también haga sentir cómodo al otro, y convierte eso en la base del encuentro. Luego, desde este punto de riqueza, expandes la conexión más y más hasta que realmente puedes compartir algo.

Al mismo tiempo, uno también debe entender que la razón por la que algo en los demás nos molesta y nos vuelve arrogantes y orgullosos, es que nosotros mismos tenemos un problema con estas cosas. Uno debe tener esto en cuenta; es fácil de olvidar. El mundo es solo un espejo para nosotros. Solo tenemos problemas con el exterior si aún tenemos algunos parches espinosos en el interior. Pero eso no significa que no debemos hablar con los demás hasta que estemos iluminados. ¡Solo aprendemos al hacerlo!

Si tienes que aclarar un problema con alguien, puedes comenzar en un nivel en el que puedan verse a los ojos. Entonces, simplemente puedes decir, de una manera muy tranquila: “Oye, ayer te oí decir esto y aquello, ¿realmente querías decir eso? Yo lo veo de esta manera…” Comienza primero desde un nivel de excedente y luego todo saldrá bien. ¡Cuando realmente te gustan las personas, ellas aceptarán cualquier cosa que venga de ti! Lo sentirán.

Eres un joven bodhisattva, así que en realidad es solo cuestión de tiempo hasta que el estilo rígido desaparezca y puedas seguir tu corazón por completo. Y no pierdes sabiduría en el proceso; no te vuelves aburrido ni poco claro. Mantienes la claridad y al mismo tiempo eres libre de enfocarte en lo que quieres, y en ayudar a los seres de diferentes maneras.

Si la mente ha sido luz clara desde tiempos sin principio, ¿por qué llegan a surgir los sentimientos perturbadores?

Respuesta de Lama Ole:

Todas las emociones perturbadoras surgen de la ignorancia. La ignorancia es la incapacidad fundamental de la mente para ver que el que experimenta, lo que es experimentado y la experiencia misma, se complementan entre sí; que el espacio y su claridad son lo mismo en todas partes. Desafortunadamente uno confunde el espacio con un “yo” y piensa que la claridad –todo lo que aparece en el espacio– es un “tú”. De esta separación, surgen los sentimientos perturbadores.

Desarrollamos apego hacia lo que queremos y aversión contra lo que nos disgusta. Del apego surgen el deseo y la codicia, y de la aversión surgen el odio y los celos. Igualmente, de la ignorancia –la estupidez– aparece el orgullo: uno piensa que es algo real e importante, aunque podría morir en cualquier momento.

El Buda enseña que hay 84 000 combinaciones de estas emociones perturbadoras básicas. Todas ellas conducen a palabras y acciones dañinas que de nuevo producen malos resultados. Este sufrimiento nos hace creer que el mundo está en contra nuestra. Entonces malas acciones surgen nuevamente y el ciclo se repite una y otra vez.

A causa del cristianismo, creemos aquí en Occidente que las cosas “claras” no pueden ser sagradas. Pensamos que solamente pueden ocurrir milagros si dejamos las cosas confusas, si son un poco místicas. ¡Pero en el budismo queremos hacer todo lo más claro posible! Es bueno mirar las cosas cuidadosamente, para dudar, para diferenciar, para ser críticos. Así es como uno se vuelve un budista realmente bueno. El Buda explica las cosas como son, pero la experiencia debemos ganarla nosotros mismos. Solo que es poco inteligente dudar de las mismas cosas una y otra vez. Cuando hemos resuelto una duda –y en consecuencia aprendido algo– simplemente seguimos adelante. Pero es bueno examinar todo críticamente.

Quien es crítico al principio, es como un diamante al final: indestructible y claro. Uno ha aclarado todas las dudas y ha interiorizado la esencia de las enseñanzas. Quien al principio está lleno de amor y deseo, será como una flor de loto al final: abierto a todo.

Las personas pertenecen a diferentes familias búdicas:

La transformación de la ira es la familia del diamante.

La transformación del orgullo es la familia de la joya.

La transformación del apego es la familia del loto.

La transformación de los celos es la familia de la acción.

La transformación de la estupidez es la familia del buda.

El sentimiento perturbador más fuerte –el que pone más piedras en nuestro camino– es al mismo tiempo la mejor materia prima para la iluminación.

¿Cómo se transforman las emociones perturbadoras en las sabidurías búdicas y qué significan estas sabidurías?

Respuesta de Lama Ole:

Al observar las emociones perturbadoras, nuestra visión es muy importante: desde la visión del águila, todo es sabiduría. Desde la visión del topo, todo es una emoción perturbadora. Solo unos pocos eligen la visión del águila, mientras que la mayoría experimenta enojo, celos, etc. Pero si uno no responde a las emociones, si simplemente deja que aparezcan en la mente y se disuelvan en la mente de nuevo, entonces aparece una dimensión totalmente nueva, una experiencia completamente nueva: la forma en la que el polvo de carbón se transforma en diamantes.

Cuando la ira se disuelve de nuevo, aparece la sabiduría como un espejo –un espejo que muestra todo tal como es–. Uno ve las cosas y las reconoce precisamente por lo que son. Uno no agrega ni quita nada. Esta capacidad de ver claramente se compara con la claridad de un diamante.

En el caso del orgullo, uno tiene la oportunidad de transformar el orgullo estrecho, donde piensas “¡soy mejor que tú!” en un orgullo incluyente, pensando “¡todos somos geniales!”. Y cuando el orgullo se disuelve nuevamente en la mente, de repente uno reconoce que todo está compuesto de un gran número de condiciones. Nada aparece por sí mismo, todo es interdependiente. Esto se llama sabiduría igualadora, porque todo adquiere el mismo sabor de riqueza, como joyas que brillan por sí mismas.

¿Cuáles son los antídotos contra las emociones perturbadoras?

Respuesta de Lama Ole:

Si la ira es el mayor problema, entonces realmente deberíamos obligarnos una y otra vez a desearles a todos los seres todo lo bueno y desarrollar compasión.

Si el apego es la más fuerte, siempre debemos recordar que todo es impermanente, que no podemos llevarnos nada con nosotros, y que en vez de esto debemos permitir que todos los seres participen de nuestra alegría.

Y si la confusión es la más fuerte, debemos descansar en lo que esté allí; debemos ir más allá de los conceptos y simplemente descansar en nuestro centro.

Si el orgullo es la más fuerte, deberíamos observar cómo todo está condicionado y se desintegra nuevamente.

Y si los celos son la más fuerte, debemos pasar por la experiencia completamente, para ver que en realidad es como una corriente de conciencia, como una corriente de agua en el océano.

¿Qué es el orgullo espiritual?

Respuesta de Lama Ole:

El orgullo espiritual surge cuando no te enfrentas a las cosas y siempre empiezas algo nuevo tan pronto como profundizas en un área y tienes que trabajar contigo mismo. De esta manera, no te desarrollas, sino que siempre crees que sabes más que otros porque ya probaste de todo.

Te daré un ejemplo. Fue en Copenhague, la única vez que he estado en una Sociedad Teosófica. De camino a las salas de conferencia, ni siquiera podía ver el papel tapiz porque había libros por todas partes. Casi todos eran libros secretos, y pensé: “Quienquiera que lea tantas cosas secretas mezclándolo todo, ciertamente se confundirá”. Y “¿Quién estará imprimiendo realmente esos libros, si son tan secretos?”

Les expliqué qué es el budismo: que no queremos represión ni guerras santas; que no tenemos un dios creador que castiga y juzga; que en cambio, el karma –la ley de causa y efecto– funciona en nuestras vidas; que el budismo no es una religión de creencia; que no tenemos ningún dios, y así. Luego, después de la conferencia, una señora dijo con alegría y devoción: “Ah, otra vez vemos que todo viene de Dios y que todo es lo mismo”.

Pero cuando envejecieron y llegó el momento de morir, muchos teosofistas vinieron a mí. Estaban totalmente confundidos y no tenían claridad. Todo estaba mezclado y con una fina capa de azúcar para que se sintiera bien. Me puse muy contento de poder ayudar a algunos de ellos.

Algo similar sucede con los grupos hindúes, por ejemplo, con Bhagwan (un gurú llamado Bhagwan Shree Rajneesh u Osho). También hoy en día en el movimiento de la Nueva Era, las personas se fascinan con los cristales y esas cosas, lo cual es totalmente reconfortante pero no apunta a la propia mente. Ninguna de estas cosas apunta a la mente misma. Varios hechos se mezclan de tal manera que se siente bien, pero no hay claridad. Por lo tanto, uno se queda con las manos vacías en el momento de la muerte. Cuando las personas se enferman y envejecen, y comienzan a buscar valores duraderos, no tienen nada.

Sólo tres sentimientos son reales: la ausencia de temor, la alegría y el amor. Son reales porque su causa no cambia –esto es, que la mente es espacio–. Y este espacio es radiantemente claro e ilimitado. Si experimentas estos sentimientos, si esto crece dentro de ti, entonces te estás acercando al poder radiante de tu mente. Todos los demás sentimientos están condicionados, son compuestos e impermanentes.

¿Qué podemos hacer contra el orgullo?

Respuesta de Lama Ole:

Aquí, en realidad podría haber una sola manera: transformar el orgullo exclusivo en un orgullo inclusivo. Es decir, en lugar de pensar “qué grande soy”, uno piensa “qué grandes somos todos”.

La vida se vuelve muy complicada si crees que eres mejor que los demás. Siempre te encuentras en mala compañía y actúas en consecuencia, haciendo todo difícil. Pero si piensas al revés, que todos somos excelentes, entonces estás en buena compañía; puedes aprender de todos y ser verdaderamente beneficioso aquí y ahora con tu mente, pensamientos y acciones. Y es por eso que les recomiendo mucho que configuren su entorno de la manera más positiva posible, no para enfatizar los errores y la negatividad, sino para aprender a percibir cosas bellas e interesantes. Después de un tiempo, surgen buenas experiencias y resulta fácil pensar de una manera positiva y totalmente comprometida.

Lo opuesto de esta actitud mental –es decir, la perfeccionada cultura de orden jerárquico– la puedes experimentar, por ejemplo, en un monasterio chino. Hay siete clases de té: el que está en el cajón superior ha sido cosechado por vírgenes certificadas durante la luna llena, mientras que el cajón inferior contiene hierba. Y cuando entras, el monje te mira y abre el segundo cajón de la parte inferior. Si uno construye tal sistema, tendrá una vida muy complicada.

¿Cómo podemos evitar desarrollar orgullo?

Respuesta de Lama Ole:

En realidad, el orgullo es muy importante para el desarrollo en el Camino del Diamante. Sin embargo, no debe ser el orgullo de tipo exclusivo que degrada a los demás, sino del tipo inclusivo: la capacidad de experimentar los aspectos hermosos, emocionantes y fantásticos de todo y de todos. Este es el tipo positivo y útil que llamamos orgullo vajra o “diamante”.

El orgullo exclusivo y negativo es donde uno juzga a los demás, pensando: “Soy bueno y los demás no son buenos”. Esto limita la situación y surgen dificultades. Y esas dificultades suelen ser los propios problemas, que surgen una y otra vez porque son las proyecciones de la propia mente. El mundo es un espejo para la propia cara. Si puedes ver muchas cosas buenas en tus semejantes, entonces es una señal de que el orgullo negativo ha sido eliminado de tu mente en gran medida. Pero si ves sobretodo los errores de otros, entonces sabes que todavía tienes mucho trabajo por hacer. Intenta ver a todos como a un buda, descubre siempre algo bueno en ellos. Entonces también habrá buena retroalimentación para tu propia mente.

El desarrollo comienza cuando nos encontramos con personas y podemos darles algo –en el sentido de que ponemos felicidad, belleza y significado en el encuentro– anticipando una buena conexión. Así, llegamos a un nivel donde comienza una relación de aprendizaje mutuo. La gente comienza a aprender el uno del otro. Crecen, se desarrollan nuevas posibilidades, desaparecen las dificultades y al final hay un mandala puro. También en el nivel relativo, es muy fácil: los que dan, son siempre ricos y experimentan el cielo; pero los que tienen que aferrarse a todo y nunca pueden tener suficiente, experimentan el infierno.