Respuesta de Lama Ole:
Sí, es correcto. Por ejemplo, si hay gente que está perturbando gravemente mis conferencias, a veces las saco personalmente. Mientras que uno no esté enojado, pero haga lo que es necesario, está completamente bien.
A veces es importante tomar medidas drásticas. Si solo tenemos haraganes, que no arriesgan nada, desvían la mirada y no asumen ninguna responsabilidad, nuestra cultura desaparecerá al cabo de un tiempo.
Si uno debe usar la violencia, debe hacerlo sin emociones. Más bien, es imperativo que se haga con compasión. Uno debe trabajar como un médico que sabe: “si no opero ahora, habrá más sufrimiento y más dificultades después”. El propósito debe ser beneficiar a los demás y finalmente ayudarlos en su camino.
Aquí hay un ejemplo divertido. Mi madre medía unos cinco pies de altura y pertenecía a la generación anterior a las vitaminas, pero también era profesora de educación física. Teníamos una casita de verano en Dinamarca, cerca de un prado donde los caballos solían pastar. Cuando era un niño de cinco años, una vez me quedé allí de espaldas a la cerca, perdido en mis pensamientos, acariciando un caballo que tenía su boca sobre mi hombro. Mi madre vio que el caballo –de repente– puso sus orejas planas; por algún motivo se tornó agresivo y mostró sus dientes. Mi madre saltó por encima de una cerca que era tan alta como ella y golpeó con su cabeza el vientre del caballo –con toda potencia– justo cuando me iba a morder. El caballo saltó casi un metro en el aire. Mi madre no tenía nada contra el caballo, pero quería que yo continuara viviendo con dos brazos.
En situaciones como esta, uno experimenta una dimensión completamente nueva, como si estuviese en cámara lenta. Uno actúa con mucha precisión, y la mayoría de las veces tiene éxito sin dañar demasiado al oponente.