Respuesta de Lama Ole:
Bajo todas las circunstancias, la ira tiene que fluir a través del sistema de cuerpo y mente. Si la guardas dentro, entonces te enfermas, pero si la dejas salir, no es para nada mejor. Si uno no es muy fuerte mentalmente, entonces debe ir a un terapeuta y hablar con él o ella sobre la situación.
Pero si uno tiene una mente fuerte, entonces uno aclara la situación en la meditación. Uno se sienta allí y lo descubre: “No tenía ira hace cinco minutos, y en diez minutos ya se habrá ido. Y si me quedo atrapado en ella durante el siguiente cuarto de hora, entonces tendré problemas”. Te sientas allí como quien se está ahogando y se aferra a un tronco de madera, sin soltarlo. De la misma manera te aferras a esta actitud.
Si la ira ha aparecido en la mente, ha sido entendida por la mente y se ha vuelto a disolver en ella –sin engancharse ni bloquear nada– entonces, será mucho más difícil tomarla en serio la próxima vez. Y la tercera vez, ya estará bastante diluida. Y algún día no volverá, porque solo vive de la energía que le damos.
Si no nos tomamos en serio la ira, si la vemos como un espectáculo interesante –ayer una película sentimental, mañana el “El show de terror de Rocky”– entonces no volverá a molestarnos. Solo se pone difícil cuando uno se identifica con los espectáculos. Tanto las películas buenas como las malas llegan a su fin, pero la claridad del espacio en que las películas van y vienen –lo que es consciente de las películas, lo que experimenta las películas– eso es permanente, eso existe.