Respuesta de Lama Ole:
Sí, de hecho, eso puede suceder. Durante algún tiempo en Katmandú, tuvimos personas que aportaron muchas de sus propias fantasías. Dijeron: “Todo es puro”, y luego comieron algunas cosas que no les hicieron ningún bien. El punto es que –si queremos algo con una fuerza desmedida– estamos fuera de nuestro centro, y por lo tanto, podemos cometer errores. Uno tiene que saber que en el nivel más alto todos los seres son budas, pero como ellos aún no lo saben, cometen muchos errores. Es cuestión de mantener la verdad última y la verdad condicionada al mismo tiempo.
Las personas cometen el error de confundir el camino con la meta, de mezclar la verdad condicionada con la verdad última. Y eso normalmente sucede cuando las personas están bajo presión emocional, cuando simplemente quieren ver algo en particular o cuando tienen que protegerse de una experiencia que sería muy dolorosa. Por eso yo digo que la visión pura debe desarrollarse a partir de un entendimiento maduro, y no a causa de que uno esté escapando u ocultándose de las cosas.
Uno debería pensar: “Todo el mundo es un buda. Veamos quién lo descubrió ya y quién no”. Esto significa que nos lo tomamos con calma y que no hay presión. El camino más fácil aquí es mirarse en el espejo y chequear: “¿Qué tan importante es para mí que esta situación se manifieste de esta o de esa manera?” Esto juega un papel especialmente importante en los asuntos del amor. Quizás al principio, enamorarse solo es posible si uno proyecta una imagen hermosa a la otra persona. Al principio, tal vez haya ciertas hormonas que hagan parecer a la otra persona como especialmente deseable. Y luego, más tarde, descubres si realmente hay algo detrás de esto, si hay un vínculo o si fue solo una breve atracción.
Y allí, es importante observarse de cerca a uno mismo: “¿Sólo quiero ver eso o realmente lo estoy viendo?” Si uno no está tratando de ver algo, pero de todas formas lo ve, entonces no cometerá errores. Así que debemos actuar siempre desde nuestro centro. Estamos centrados mientras permanezcamos firmes, sin tener que probar o pedir disculpas por nada.