Respuesta de Lama Ole:
Eso depende del nivel de tu práctica. En el nivel del Theravada –el nivel de causa y efecto, donde el enfoque es más en uno que en los demás– deberías decir siempre la verdad. Aquí es muy importante evitar las diez acciones perjudiciales. Éstas se dividen en tres acciones dañinas del cuerpo: matar, robar y dañar a otros sexualmente. Cuatro acciones dañinas del habla: mentir, calumniar, hablar de manera tosca o dañina y hablar de forma insensata. Y tres acciones dañinas de la mente: ser codicioso, odiar a otros y tener visiones equivocadas.
En el nivel del Mahayana o del Bodhisattva, hay algunas situaciones en las cuales uno puede proteger a otros seres al no decir la verdad. Por ejemplo, si alguien viene corriendo por la calle seguido por quince granjeros armados con horquillas, quienes nos preguntan a dónde fue la persona, entonces no deberíamos decirles la verdad porque esto dañaría a la persona. En el nivel del Gran Camino o Mahayana, de hecho, solo hay tres acciones dañinas de la mente que debemos evitar totalmente: no debemos odiar, ser envidiosos, ni estar confundidos. Con nuestro cuerpo y habla, podemos hacer cualquier cosa para beneficiar a todos los seres de la mejor forma posible.
Hay una buena historia acerca de esto en el libro “The Divine Madman” (El Divino Loco) acerca del famoso yogui tibetano Drugpa Kunley. Su madre era conocida en todo el pueblo como una chismosa. Siempre estaba hablando de otros y creando rumores. Drugpa Kunley sabía que a ella no le quedaba mucho tiempo de vida y que su conducta no le traería experiencias agradables en su próxima vida. Debido a que él amaba a su madre, le aconsejó una y otra vez que aprendiera a meditar, pero no sirvió de nada y ella mantuvo su hábito de chismosear. Un día, Drugpa Kunley corrió por el pueblo gritando a todo pulmón: “¡Acabo de acostarme con mi madre!” –lo cual por supuesto no era cierto–. Cuando esto llegó a oídos de su madre, fue tan vergonzoso que ella no pudo decir nada a nadie. De allí en adelante, ella usó su tiempo para meditar en vez de chismosear, y cuando ella murió Drugpa Kunley fue capaz de llevar su mente hacia un estado de liberación.
Si la motivación es buena, uno también puede mentir en ocasiones. Pero no debería convertirse en un hábito y no debería suceder por debilidad, sino únicamente para proteger a otros.