Respuesta de Lama Ole:
Cuando observamos las emociones perturbadoras, nuestra visión es muy importante: desde la perspectiva del águila, todo es sabiduría; desde la perspectiva del topo, todo es una emoción perturbadora. Solo unos pocos adoptan la visión del águila, mientras que la mayoría experimenta ira, celos, etcétera. Pero si uno no responde a las emociones, si solo deja que aparezcan en la mente y se disuelvan en ella, aparece una dimensión totalmente nueva; una experiencia completamente nueva, del mismo modo en que el polvo de carbón se transforma en diamantes.
Cuando la ira se disuelve, aparece la sabiduría como un espejo. Como un espejo que muestra todo tal como es. Uno ve las cosas y las reconoce precisamente por lo que son, sin necesidad de agregar ni quitar nada. Esta capacidad de ver claramente, se compara con la lucidez de un diamante.
En el caso del orgullo, uno tiene la oportunidad de transformar el orgullo excluyente, que dice “¡soy mejor que tú!”, en orgullo incluyente, que dice “¡todos somos geniales!” Y cuando el orgullo se disuelve en la mente, de pronto reconocemos que todo se compone de una gran cantidad de condiciones. Nada surge por sí mismo, todo es interdependiente. Esto se denomina “sabiduría igualadora”, porque todo adquiere el mismo sabor de riqueza –como joyas que brillan por sí mismas.