¿Por qué en Occidente tenemos problemas en nuestras relaciones tan a menudo?

Respuesta de Lama Ole:

Es cierto, frecuentemente surgen problemas en las relaciones y los índices de divorcios son altos. Hay muchas razones por las cuales esto sucede. En el pasado no había asistencia social, de modo que uno dependía de sus familiares y tenía que permanecer con ellos. Tampoco había formación profesional para las mujeres, y a menudo no les era permitido tener sus propios bienes. Por eso, una mujer no podía tener vida propia sin una familia, y las parejas que se odiaban entre sí, tenían que permanecer juntas. Hoy en día, hay asistencia del Estado, la libertad ha aumentado y las personas ya no son económicamente dependientes unas de otras.

Sin embargo, esta libertad recientemente adquirida también tiene sus desventajas. Si cambiamos de pareja, con frecuencia experimentamos las mismas dificultades que teníamos con la pareja anterior, simplemente porque son nuestras perturbaciones personales las que surgen cada vez. Debimos haberlas disuelto desde un inicio.

Por otra parte, el consumismo se ha extendido mucho hoy en día. Por ejemplo, los carros y la ropa están fabricados con la intención de que pasen de moda rápidamente. Queremos tener algo más en solo un par de años. A diferencia del pasado, las cosas fabricadas hoy en día no duran mucho tiempo y se descomponen mucho antes. Cuando las cosas se pueden reemplazar tan fácilmente, creo que las personas consideran también reemplazar a los seres humanos y a las parejas con mayor frecuencia.

Una verdadera debilidad de las relaciones actuales es la actitud de expectativa y el pensamiento de “¿qué puedo obtener?” Es mejor pensar, “¿qué puedo dar?” El espacio es ilimitado y aquellos que dan, siempre se harán más ricos. El agua se mantiene fresca si siempre es reabastecida del pozo. En contraste, aquellos que solo toman y protegen lo que tienen, se harán cada vez más pobres. Si miran hacia el interior de su pozo, no encontrarán nada más que cinco ranas muertas.

Siempre que me dicen que ustedes siempre tienen que dar mucho, yo les digo que sean felices y que den aún más: muestren su grandeza, no tengan límites y nunca esperen nada a cambio. Lo que realmente cuenta es ser espontáneos y sin esfuerzo. La iluminación no es nada más que dejar de anhelar, temer y esperar.

En el momento en que nuestra mente es espontánea y permanece sin esfuerzo, descansando en sí misma, sin expectativas ni temores, todo se manifiesta como es. Es como una taza de café: al principio el líquido parece turbio, pero cuando deja de agitarse, podemos ver a través del líquido hasta el fondo.

Aquí hay otro buen ejemplo que puede sonar un poco cliché —que me disculpen las damas— pero por eso mismo no lo olvidarán. Alcanzar la iluminación es como tratar de conocer a una hermosa mujer. Si corres tras de ella, llamará a la policía, pero si estacionas tu BMW frente a su casa y dejas tu chequera arriba del carro, vendrá por sí sola. Así mismo es con la iluminación: si la persigues, no la alcanzarás, pero si te relajas en el aquí y el ahora, las cosas llegarán por sí mismas.