Respuesta de Lama Ole:
No conviertas la compasión en una cosa. No vayas por ahí diciendo, “Aquí está mi compasión” o “Soy más humilde que tú”, como lo hacen algunos budistas de otras escuelas. Haz lo que está en frente de tu nariz y actúa de forma relajada. Actúen en el momento en que haya compasión. Si sueltas todo tan pronto como terminas la tarea, siempre tendrán las manos limpias. De esa manera, eres como el viento que simplemente sopla el polvo de la ventana; luego, cuando la ventana se cierra, el cuarto vuelve a calentarse.
Si le das demasiada importancia a la compasión, se vuelve pegajosa. Tú actúas y haces lo que puedes, porque los seres humanos son básicamente buenos. Luego, olvídate de esto y sigue adelante con alegría.
Hay una buena historia al respecto: dos monjes de una secta salvaje, a quienes no se les permitía relacionarse con las mujeres de ninguna manera, llegaron a un río donde había una mujer que también quería cruzarlo. Uno de los monjes la cargó y la llevó del otro lado, la dejó allí y siguió. El otro monje, tragó en seco cinco veces y quedó por completo confundido. Después de tres días, finalmente logró preguntar: “¿Cómo pudiste tocarla?”. Y el primer monje respondió: “Yo la dejé allí, pero tú todavía cargas con ella”.
Es mentalmente saludable actuar en el momento. Una acción verdaderamente correcta es como dibujar en el agua: antes no había nada, después no habrá nada ¡pero en el momento todo encaja! No hay nada pegajoso –ni expectativas, ni temores, ni ayer, ni mañana–. Este es el nivel del Camino del Diamante, el nivel del Mahamudra.