Respuesta de Lama Ole:
Hay formas directas e indirectas de trabajar con esto. Podemos decirles directamente: “Oye, ¿sabes lo que te estás haciendo a ti mismo?”, y nos mantenemos lo más firmes que podamos. Además de eso, hacemos deseos a los budas y decimos: “Por favor, antes de que consuma todo su capital, denle un buen golpe en la nariz, rápido y duro, para que se dé cuenta de que no es una buena idea y pueda salir de esa”. Tenemos buenas experiencias con Tara –el principio búdico femenino– en situaciones como estas. Ella puede ayudar de forma maternal. Mahakala podría ser un poco rudo aquí, pero también podemos recurrir a él.
Yo haría deseos para que esa persona se meta en dificultades rápidamente para que pueda detenerse pronto, en lugar de que se torturen durante un largo tiempo. Porque mientras más sigan así, más fuerza perderán y más se meterán en problemas. Si la gente quiere darse en la cabeza contra la pared, es importante que aquellos que suelen sostener una almohada enfrente, la quiten cada tanto y le digan, “¡Olé!” –porque, cuando duele, la gente puede comenzar a pensar–. Las personas deben confrontarse con sus acciones.
Mi hermano solía trabajar con personas en rehabilitación. Él era muy duro con ellos y provocaba su orgullo. Los trataba como basura, siempre les señalaba su situación y les decía: “Mira dónde estás ahora. Mira lo que te has hecho a ti mismo”. Y en muchos casos, lograba encontrar en ellos una pizca de orgullo y podía decirles: “Vamos, ahora muéstrame cómo puedes hacer las cosas diferente”. Los sacaba de la situación de esa manera. Las malas compañías son como la miel: se pegan a los dedos.