¿Puedes decir algo acerca de la importancia del dinero?

Respuesta de Lama Ole:

El dinero es una forma de energía, algo con lo que podemos trabajar. Nací en 1941 –pertenezco a la generación de la guerra– y recuerdo mi primer trozo de pan blanco hasta el día de hoy. Mi manejo del dinero ha sido moldeado por mi niñez y el período de la posguerra, por lo cual –en lo que respecta a las finanzas– soy más bien conservador. Por esta razón, aconsejo a mis estudiantes que nunca se endeuden. Los tibetanos dicen que si uno muere endeudado, reencarnará en un caballo y los acreedores del pasado montarán en tu lomo y te maltratarán.

Una vez que hayas examinado la situación, en ocasiones puedes asumir algún riesgo. Simplemente es importante no terminar en una posición de debilidad en la que ya no puedas alimentarte y tengas que depender de otros. La libertad yace en mantener pequeñas nuestras necesidades cotidianas. Cuanto menos necesites para ti, más excedente tendrás para los demás. Si necesitas una casa lujosa, un Mercedes Benz costoso y ropa de diseñador, tendrás que poner un esfuerzo enorme en conseguir algo que aún consideres especial. Pero si también te gusta conducir automóviles usados, comprar ropa en tiendas de segunda mano, la comida en el supermercado, y ocasionalmente duermes en el automóvil en lugar de en una habitación de hotel, tendrás algo que ofrecerles a los demás.

Todos tenemos algo que consideramos especialmente importante. En mi caso, es desplazarme rápidamente en un automóvil o en una motocicleta. Si cumples algunos de tus propios deseos, aquellos que consideras especialmente importantes, pronto llegarás a un estado de excedente en el que puedes hacer toda clase de cosas. Este es mi consejo. Convertirse en un gran consumidor no es realmente una meta, eso puedo asegurártelo. Simplemente, terminarás rodeado de esnobs y personas difíciles, y estarás aburrido todo el tiempo.

¿Puedes decir algo sobre el matrimonio y la paternidad en el mundo moderno?

Respuesta de Lama Ole:

Como en otras áreas de la vida, las parejas dentro de un matrimonio quieren ser felices y evitar el sufrimiento. En este sentido, el matrimonio no es distinto de cualquier otra relación entre un hombre y una mujer, con o sin certificado de matrimonio. Ambos en la pareja son siempre libres de hacer lo que deseen. No obstante, esto cambia tan pronto nacen los hijos ya que éstos dependen de sus padres. Cuando hay niños de por medio, una pareja debe tratar de permanecer unida, aunque a veces sea difícil encontrar un lenguaje común. En este caso, sería mejor que los niños pasasen en ocasiones más tiempo con la madre y otras veces más tiempo con el padre. Como ellos prefieran.

Lo que importa es nuestra actitud: debemos apoyar el crecimiento y el desarrollo de la otra persona, esto es, dar en lugar de quitar o explotar al otro. Para hacer esto, básicamente necesitamos ver a nuestra pareja como algo muy precioso, como a alguien que es capaz de desarrollarse.

¿Puedes decir algo acerca de los otros tipos de relaciones, que no son amorosas, entre hombres y mujeres?

Respuesta de Lama Ole:

Observa de cerca a las personas y a menudo verás qué tipo de relación podrías tener con ellas. Puedes ver si surge apego y qué tipo de conexión podría ser: más sexual, más emocional, y así.

Hay cuatro roles que una mujer puede asumir con el hombre y viceversa. Una mujer puede ser como una madre que trata de criarlo. O si el hombre y la mujer simplemente se divierten mucho juntos, es más como una hermana. Si él la protege, ella es como una hija. Y si hay atracción física, es más bien una amante.

La mujer puede percibir al hombre de la misma manera. Él es como un padre, si es un protector que le da seguridad. Si estar con él es divertido, pero no implica demasiadas emociones, entonces es como un hermano. Si él es alguien que necesita ser protegido y cuidado, es como un hijo. Y si es físicamente atractivo y la relación fluye bien, es como un amante.

Todo el mundo quiere ser el amante, por supuesto. Eso es más emocionante y especial. Pero puedo decirte, en mi experiencia – y a través de la bendición de todos los budas – diez años después, ya no importa si alguien fue como una hermana, una hija o una amante para mí. No importa cuán cerca estuviera, en las relaciones duraderas esto no es importante en lo absoluto.

Por supuesto, uno da más y está más abierto hacia una persona con la que hace el amor, ya que se trata de una relación íntima. Pero las cualidades duraderas son mucho más importantes, las cualidades del dharma y la cualidad de la confianza. Lo realmente importante es crecer, desarrollarse y trabajar juntos.

Hay una gran bendición en estar juntos, pero si hay demasiado apego, entonces el sufrimiento y las dificultades también surgen. Lo más importante es compartir el dharma: el desarrollo y el crecimiento.

Si los padres se separan, ¿con cuál de ellos deberían quedarse los hijos?

Respuesta de Lama Ole:

Al tener un nacimiento humano, una persona será mujer si el vínculo kármico es más fuerte con el padre, o será hombre si es más fuerte con la madre. Eso significa básicamente que las niñas se sienten más atraídas hacia el padre y los niños hacia la madre.

Esto podría cambiar a lo largo de la vida debido a otros karmas. Creo que la solución más simple para los hijos es vivir con quien haya encontrado una nueva pareja que tenga una buena conexión con los niños. Esto especialmente si uno de los padres no encuentra una nueva pareja. Una familia ciertamente es mejor que un padre o madre solteros, a menos que el vínculo con el padre o la madre sea particularmente fuerte.

En la mayoría de los casos, recomiendo tener una familia extendida, así como viven los nepaleses, por ejemplo. En su cultura, las parejas anteriores y las actuales crean dos familias a partir de una, donde los hijos pueden mantener un buen vínculo con ambos padres. En esta situación, es importante que las parejas anteriores no sientan enojo hacia el otro por haberlos abandonado. Ambos deben estar satisfechos cuando se separen.

¿Cómo deberíamos reaccionar cuando otras personas se comportan de manera imposible?

Respuesta de Lama Ole:

Lo primero es revisar si el problema es nuestro o no. Para nosotros, el gran juez se llama causa y efecto. Como budistas, no tenemos que intervenir en nombre de la moral o la justicia. Las personas hacen cosas negativas cuando se comportan como estúpidos, y ellas mismas sufrirán por lo que hacen.

Sin embargo, si uno se siente responsable de la situación y tiene una conexión con la persona que causa problemas, está bien hacer algo. Uno podría decir: “Oye, idiota, ¿ves lo que estás haciendo?” Pero no debería haber ira en ello. Si hay ira involucrada, la situación siempre se verá estúpida. Las personas se lo tomarán de manera personal y uno destruye las buenas conexiones.

Es bueno detener a alguien que está haciendo algo negativo, pero si hay emociones perturbadoras, es mejor tener cuidado y contenerse. En general, es mejor dar consejos que decirles a las personas a bocajarro lo que deben o no deben hacer, porque si continúan haciéndolo, la conexión se dañará y uno no podrá ayudarlos más.

Con el tiempo, aprendes a manejar situaciones como esta. Ya no eres moralista en lo absoluto y entiendes que todo se trata de la mayor felicidad humana posible. Que lo importante es beneficiar a los seres de la mejor manera posible y ver que todos sean tan buenos como puedan ser.

Tú no juzgas, sino que intentas ver si un comportamiento se ajusta a una estructura determinada. Y allí, necesitas martillar algunos clavos doblados en una pieza de madera que no encaja muy bien. Así es la vida. Manejas las cosas de manera que traigan la menor cantidad de sufrimiento –y si es posible– de forma que todos aprendan de lo que sucede. Todo es el arte de lo posible, lo que significa fluir con la situación y estar abierto a todas las posibilidades.

Es como un gran juego de naipes, como un super bridge. Uno tiene la mitad de las cartas en la manga todo el tiempo. Uno ve qué juegan los demás, observa la situación y reacciona; pero el objetivo del juego es que ganen los otros. Ese es el juego especial de los lamas: los demás deben ganar. Y es mejor cuando piensan que lo resolvieron solos; de otra forma, podrían enojarse o ponerse orgullosos fácilmente.

Uno siempre debería ver lo mejor en los demás, pero si realmente causan problemas, ¿qué hacer?

Respuesta de Lama Ole:

Deberías pensar que son budas y que aún no lo saben. Y luego, los agarras y los regañas para que puedan llegar de la mejor manera al punto donde puedan reconocer su naturaleza búdica. Si las personas no tuvieran naturaleza búdica, no habría razón para trabajar con ellas. Dicho esto, incluso si un maestro tiene treinta geniecitos sentados en el aula, tendrá que ejercer en ocasiones algo de presión, y decir: “¡Quédate en tu silla! ¡Deja de morder el lápiz! ¡No le tires del cabello!”, y cosas así. Pero esto es significativo, porque ves que algo puede surgir de allí.

Por un lado, debes mantenerte atento al nivel relativo, porque de otro modo no sabrás lo que hay que hacer. Pero si no ves el nivel absoluto, el cual se encuentra por encima del nivel relativo, entonces cometerás errores.

Si alguien siempre causa problemas y creemos que deberíamos intervenir, ¿cuál es la mejor manera de hacerlo?

Respuesta de Lama Ole:

En situaciones como esta, hay dos tipos de personas: aquellos que saben que tienen un problema y están listos para cambiar, y aquellos a quienes hay que convencer de que tienen un problema y que deben cambiar. Si una persona ya ha descubierto que tiene un carácter difícil y que las cosas no le están yendo muy bien, podemos trabajar con ella. Tenemos una responsabilidad con ella e intentamos mantenerla alejada de las situaciones difíciles.

Esto es lo que siempre digo cuando alguien viene a mí con un problema de relaciones de pareja, y dice: “Doy todo el tiempo, y a cambio recibo muy poco”. Usualmente, son mujeres. Lo que les digo es: “Mira, es fantástico tener la capacidad de dar, pero ¿sabe él lo que está recibiendo y desea dar algo también?” Si es así, no importa cuán cerrado sea el hombre, cuando haya recibido cosas buenas por el tiempo suficiente, también dará algo, porque está lleno de buenas impresiones. Entonces, si trabajamos con personas que están abiertas, es fácil.

Pero si trabajas con personas que perturban a los demás y no lo admiten, entonces detenlos para que vean que el mundo no está de acuerdo con su viaje personal. Si en ese momento se vuelven razonables y quieren aprender algo, podrás ayudarlos. Pero si no quieren entender nada y el ego sigue apareciendo una y otra vez, y se vuelve perturbador, apártalos por un tiempo. Trabaja alrededor de ellos o pasa de largo y protege a los demás de ellos; hasta que, en algún momento, descubran que las cosas eran mejor antes, que tal vez el ego no valga la pena. Entonces, estarán listos para aprender.

Mientras no estés enojado, el método que elijas será adecuado. Si tu actitud es buena, lo que suceda será el karma de los demás. Entonces, tendrán buen karma si se encuentran contigo en uno de sus días razonables, y mal karma si se encuentran contigo en un día difícil. Quien siempre hace lo mejor que puede, no tendrá dificultades.

¿Deberíamos intervenir si presenciamos una pelea?

Respuesta de Lama Ole:

Eso depende de cuántas personas haya involucradas, cuán seria sea la pelea, y qué es lo que uno puede hacer.  No obstante, bajo ninguna circunstancia deberíamos juzgar quiénes son los buenos y quiénes son los malos en una pelea, incluso si un par de bestias salen corriendo con el bolso de una anciana. Por supuesto, deberías tratar de detenerlos y devolverle el bolso a la señora. Pero no puedes juzgar porque, sin duda, la anciana les hizo a ellos algo antes. Todo es causa y efecto.

Lo que puedes hacer es intentar apaciguar la situación y usar tus habilidades donde sea posible. Observa la situación ¿Son un par de borrachos dándose golpes? ¿Tienen más o menos el mismo tamaño y fuerza, y ninguno tiene un cuchillo? En ese caso, no tienes que arrojarte a separarlos necesariamente.

Sin embargo, si uno de ellos está claramente en desventaja y el otro tiene un porte bestial, o si hay armas involucradas, llama a la policía lo antes posible. Pagas impuestos para que esa ayuda llegue en casos como estos. Quien sea lo suficientemente fuerte, puede separar a las personas y empujarlas contra la pared unas cuantas veces hasta que se calmen.  Si no hay enojo, las personas se vuelven como cera en tus manos. Te sorprenderás. Incluso los hombres más bestiales se rendirán si actúas sin ira. Saben que se trata de un poder superior y desaparecen. Y así, no solo ayudas a la persona más débil cuando intervienes; el fuerte no estará feliz si aplasta al débil.

Por cierto, si eres mujer, siempre puedes pararte cerca y gritar muy fuerte. Eso ayuda sorprendentemente bien.

¿Cómo podemos librarnos de una persona agresiva que simplemente no nos deja en paz?

Respuesta de Lama Ole:

Deberías darte cuenta de que la gente agresiva en realidad se encuentra en una posición débil. Un hombre que está bien no necesita molestar a nadie porque tiene suficiente poder y seguridad en sí mismo.

Entonces, en tu caso, ese hombre tiene un problema y no es tu problema. Tal vez en una vida pasada te paraste sobre su corbata, pero para ti eso ya pasó. Ahora estás frente a una persona que está perturbada. En este caso, tú eres el médico y tienes que decidir qué tratamiento darle. Él ha venido a ti con su problema y tú tienes que decidir cómo quieres ayudarlo.

Hay varias posibilidades, pero hay una cosa que no debe suceder: no debes enojarte. Si te enojas, estás en su mismo nivel.  Entonces, tú también estás en una posición débil y cometerás errores.

En cambio, puedes hablar directamente con esa persona y decirle: “Oye, escucha, ¿tienes un problema? ¿Puedo ayudarte?” Probablemente, la mejor manera de librarte de esa persona sea ser excesivamente amistoso y psicológicamente útil: “Tienes este problema. Ya escuché todo al respecto ¿Cómo podemos ayudarte con él?” Hablas sobre sus problemas hasta que se canse de ti y encuentre a alguien más a quien molestar. Si le dices: “Hablé con mi Lama sobre tu problema”, te librarás de esa persona enseguida.

Quiero a mis padres y espero con ansias nuestras visitas, pero solemos terminar peleando. ¿Cómo puedo evitarlo?

Respuesta de Lama Ole:

No los visites con demasiada frecuencia, pero trata de ser amigable mientras estés allí. Cada generación tiene su propio estilo de vida, y cuando se encuentran, cada una hace lo posible por cubrir esa brecha. Cuando la visita no marche bien, regresa a casa e inténtalo más adelante por teléfono.

A partir de cierta edad, la gente queda amparada como un monumento protegido: tienes que comportarte bien con ellos y no agitarlos demasiado. Fíjate si aún están en condiciones de aprender algo nuevo o si solo puedes redondear lo que ya está allí, y dejarles algunas buenas impresiones que puedan llevarse consigo para la próxima vida.

Nuestros padres han hecho mucho por nosotros, y reconstruyeron Europa después de las guerras. Por eso, realmente les debemos algo. Deberíamos ver cómo darles felicidad e intentar tratarlos bien. Pero, a veces, tratarlos bien significa no visitarlos demasiado seguido, y mejor llamarlos por teléfono. Cuando eso también termina en peleas, es mejor escribir postales: “Estoy bien y pienso en ustedes”, y así. Y cada generación puede hacer lo suyo.

Tengo un círculo de amigos muy cercanos con los que estoy muy conectado, pero ahora me doy cuenta de que tengo que alejarme de ese grupo. ¿Cómo puedo disolver esa conexión de buena manera?

Respuesta de Lama Ole:

Lo mejor es pensar que todos se benefician más de esta manera. Puedes pensar: “Si ellos me perturban, también tendrán mal karma, y solo podré ayudarlos después de tomar un poco de distancia”. Solo tienes que justificarlo ante ti mismo. A ellos, puedes decirles algo que pueda tomarse como una razón desde el punto de vista emocional, y luego te alejas alegremente. Cuanto más inconsistente sea la explicación, más obligados se verán ellos a examinar su propia situación.

Si llegas con una explicación grande y extensa, como un índice con varios puntos, con “porqués” y “por lo tantos”, podrán abordarlo a nivel conceptual. En cambio, lo mejor será decir algo como: “Suele dolerme la cabeza cuando estamos juntos” –algo totalmente sutil y femenino–. Entonces, ellos comenzarán a preguntar “¿Por qué?”, pero ya no podrán encontrarte en ningún lugar.

Ellos se quedarán con una sensación que los carcomerá y se preguntarán: “¿Qué fue eso? ¿Por qué dolores de cabeza? ¿Por qué habríamos de darle dolor de cabeza a alguien?” De esa manera, los dejas con algo que los hará escarbar en indagar por largo tiempo. Entonces, les habrás dejado un buen regalo. Habrás puesto algo en marcha en ellos.

¿Cómo podemos ayudar a un amigo que se ha metido en un gran problema? No es consciente de lo que está haciendo y rechaza todo buen consejo que le ofrecen los demás.

Respuesta de Lama Ole:

Hay formas directas e indirectas de trabajar con esto. Podemos decirles directamente: “Oye, ¿sabes lo que te estás haciendo a ti mismo?”, y nos mantenemos lo más firmes que podamos. Además de eso, hacemos deseos a los budas y decimos: “Por favor, antes de que consuma todo su capital, denle un buen golpe en la nariz, rápido y duro, para que se dé cuenta de que no es una buena idea y pueda salir de esa”. Tenemos buenas experiencias con Tara –el principio búdico femenino– en situaciones como estas. Ella puede ayudar de forma maternal. Mahakala podría ser un poco rudo aquí, pero también podemos recurrir a él.

Yo haría deseos para que esa persona se meta en dificultades rápidamente para que pueda detenerse pronto, en lugar de que se torturen durante un largo tiempo. Porque mientras más sigan así, más fuerza perderán y más se meterán en problemas. Si la gente quiere darse en la cabeza contra la pared, es importante que aquellos que suelen sostener una almohada enfrente, la quiten cada tanto y le digan, “¡Olé!” –porque, cuando duele, la gente puede comenzar a pensar–. Las personas deben confrontarse con sus acciones.

Mi hermano solía trabajar con personas en rehabilitación. Él era muy duro con ellos y provocaba su orgullo. Los trataba como basura, siempre les señalaba su situación y les decía: “Mira dónde estás ahora. Mira lo que te has hecho a ti mismo”. Y en muchos casos, lograba encontrar en ellos una pizca de orgullo y podía decirles: “Vamos, ahora muéstrame cómo puedes hacer las cosas diferente”. Los sacaba de la situación de esa manera. Las malas compañías son como la miel: se pegan a los dedos.

¿Cómo podemos ayudar a los amigos que comenzaron a consumir drogas y se han vuelto arrogantes y excluyentes?

Respuesta de Lama Ole:

Tan solo deberíamos explicarles a las personas que consumen drogas que, aunque se sientan mejor subjetivamente, desde un punto de vista objetivo funcionan peor. Las drogas disminuyen nuestra capacidad de pensar de forma crítica. Aunque objetivamente las capacidades continúan disminuyendo y tienen menos logros académicos, laborales y en la vida, creen que están bien y que se están volviendo cada vez mejores, porque su capacidad de pensamiento crítico disminuye rápidamente.

El ego evita las situaciones en las que podrían haberse desarrollado. Uno siempre puede señalar los hechos de forma muy clara: los exámenes que no aprobaron, el trabajo que no hicieron, las situaciones personales que no pudieron manejar, y así sucesivamente. Tal vez se sientan bien, pero están en su propio sueño. Visto objetivamente, la vida no está yendo particularmente bien para ellos. De hecho, uno solo puede ayudar a quienes consumen drogas una vez que ellos han descubierto que su vida se está yendo por el drenaje.

La razón por la que no permitimos consumidores de drogas en nuestros centros, es porque simplemente es una pérdida de tiempo; tú no estarás hablando con ellos si no con las drogas. Si viene un consumidor de heroína, estará sentimental; si viene un adicto a la cocaína, será brusco y querrá chequearlo todo. Si viene alguien que tomó éxtasis, no entenderá nada. Una persona que tomó anfetaminas, dará tres vueltas alrededor de la mesa y se marchará de nuevo. Un fumador de marihuana se sentará y tendrá muchas emociones, pero a la mañana siguiente no recordará nada.

Como la vida es tan corta y el tiempo es tan escaso, podemos decirles: “Gracias por venir y gracias por irte. Vuelve mañana, cuando puedas entender lo que estamos diciendo”.

¿Cómo podemos ayudar sin dar la impresión de que nos creemos moralmente superiores?

Respuesta de Lama Ole:

No conviertas la compasión en una cosa. No vayas por ahí diciendo, “Aquí está mi compasión” o “Soy más humilde que tú”, como lo hacen algunos budistas de otras escuelas. Haz lo que está en frente de tu nariz y actúa de forma relajada. Actúen en el momento en que haya compasión. Si sueltas todo tan pronto como terminas la tarea, siempre tendrán las manos limpias. De esa manera, eres como el viento que simplemente sopla el polvo de la ventana; luego, cuando la ventana se cierra, el cuarto vuelve a calentarse.

Si le das demasiada importancia a la compasión, se vuelve pegajosa. Tú actúas y haces lo que puedes, porque los seres humanos son básicamente buenos. Luego, olvídate de esto y sigue adelante con alegría.

Hay una buena historia al respecto: dos monjes de una secta salvaje, a quienes no se les permitía relacionarse con las mujeres de ninguna manera, llegaron a un río donde había una mujer que también quería cruzarlo. Uno de los monjes la cargó y la llevó del otro lado, la dejó allí y siguió. El otro monje, tragó en seco cinco veces y quedó por completo confundido. Después de tres días, finalmente logró preguntar: “¿Cómo pudiste tocarla?”. Y el primer monje respondió: “Yo la dejé allí, pero tú todavía cargas con ella”.

Es mentalmente saludable actuar en el momento. Una acción verdaderamente correcta es como dibujar en el agua: antes no había nada, después no habrá nada ¡pero en el momento todo encaja! No hay nada pegajoso –ni expectativas, ni temores, ni ayer, ni mañana–. Este es el nivel del Camino del Diamante, el nivel del Mahamudra.

Suelo sentirme inseguro con respecto a actuar en ciertas situaciones o a mantenerme al margen, ¿puedes darme algún consejo?

Respuesta de Lama Ole:

Esto tiene que ver con el tipo de persona. Yo soy una persona de acción: me zambullo en todo. Me resulta natural tomar parte en todo lo que sucede alrededor mío, de una u otra forma. Si tiene que ver con el desarrollo, o con la dirección en la que avanza el linaje –cosas que van más allá de lo personal– actúo de inmediato. Esa mi responsabilidad. Karmapa me dio esa responsabilidad y yo actúo inmediatamente en ese tipo de situaciones. Pero si las personas quieren darse de cabeza contra la pared y necesitan darse cuenta por sí mismas de que eso no funciona, me mantengo al margen. En el nivel del desarrollo personal, solo intervengo cuando la gente quiere que lo haga. Si vienen a mí y dicen, “Lama, tengo un problema”, por supuesto, siempre doy señales; pero si no les interesa y quieren hacer otra cosa, no los presiono.

De esta forma, uno puede ver que no somos un culto, porque los cultos mantienen su gente a raya. Si no han estado allí por unas semanas, primero reciben una carta; unas semanas después, una llamada telefónica; y dos semanas más tarde, comienzan las visitas. Nosotros no hacemos eso en lo absoluto. La gente puede ir y venir cuando quiera. Está bien si se alejan un tiempo mientras atraviesan una situación difícil y luego regresan cuando sienten apertura nuevamente. Con nosotros, todo funciona en el nivel de la independencia. Por supuesto, somos amigos y nos ayudamos cuando sabemos que alguien está enfermo; pero cuando alguien necesita un poco de tiempo sin budismo, no corremos tras ellos.

Tenemos que desarrollar un instinto que nos permita reconocer las situaciones en las que nos queremos involucrar. Sentimos que una comedia o una tragedia está empezando a tomar forma –algo útil o algo dañino– y luego, asumimos dos roles en la comedia y dejamos que la tragedia siga de largo. Dependiendo de nuestra función y de nuestra actitud interna, notaremos si tenemos que tomar medidas drásticas para proteger a los seres, o no. Si sucede algo realmente perturbador, es bueno intervenir –por ejemplo, si un tipo grande está golpeando a una anciana–. Uno puede interferir si no hay duda de que lo que uno está deteniendo está mal y traerá resultados negativos duraderos. Sin embargo, al mismo tiempo uno debería tratar de no juzgar la situación, porque la anciana pudo haber dejado morir al tipo de hambre en su vida anterior, o podría haberle hecho otra cosa.

Si la situación es más duradera –acoso en el trabajo o dificultades entre las personas– intenta ver si estás involucrado o si tienes ideas fijas de apego o aversión al respecto. Si las tienes, mantén algo de distancia, porque de otro modo cometerás errores. Pero si no estás involucrado, haz lo que pueda ayudar a las personas a aprender más en el largo plazo. De esta forma, eres un espejo para los demás y diriges su atención hacia sus propias posibilidades y cualidades. Si alguien en la oficina se comporta de manera imposible, puedes confrontarlo y decirle: “No intentes eso conmigo”. Todos lo verán: esa persona habrá recibido un golpe y podrás contrarrestarlo mejor en el futuro. O puedes intentar usar su poder y hacer una broma sobre su comportamiento.

Todos tenemos muchas cualidades y habilidades distintas. Algunas personas son más bien pacificadoras: siempre sienten la necesidad de apaciguar todo y generar una atmósfera jovial. Otras piensan: “Todos están sentados allí sin hacer nada”. Estas personas traen las cualidades incrementadora y enriquecedora. Con estos primeros dos tipos de actividad, es muy difícil cometer errores. Cuando uno apacigua, solo hay que asegurarse de que la gente no se quede dormida. Si les muestras lo que es posible, trata de no darles demasiado en muy poco tiempo.

Si la gente ya ha logrado algo y están allí sentados, con excedente y sintiéndose bien, aparece la tercera actividad: la fascinadora o inspiradora. Aquí, la gente se enamora y se siente entusiasmada; experimentan algo maravilloso y hacen que quienes están alrededor se sientan ricos. Al trabajar con la inspiración, el maestro debe tener cuidado ya que corre un riesgo muy alto de volverse orgulloso. Cuanto más trabaje con la inspiración y la apertura directa, más debe asegurarse de que todavía pueda actuar como el resto; de que no está entrado en ningún juego y de que es alguien completamente normal cuando baja del trono o termina su trabajo. Debe chequear que los demás puedan verdaderamente contar con él.

Si podemos inspirar y despertar a las personas sin crear dependencia, podemos pararnos allí con un espejo y decirles: “En realidad, solo ves tu propio rostro. En realidad, solo ves algo hermoso en mí porque lo tienes en ti”. Si uno como maestro da un paso al costado de esa manera y les muestra a las personas sus propias habilidades, entonces puede trabajar con la actividad inspiradora.

La cuarta actividad es cuando tomamos medidas drásticas y protegemos de manera poderosa, cuando simplemente sabemos que algo no debe continuar. Esta es la función más difícil, pero a menudo la más importante: ponerle un freno a las cosas que van mal. Aquellos que tienen este instinto protector, deben tener cuidado de no estar enojados al seguirlo.