¿Cómo deberíamos reaccionar cuando otras personas se comportan de manera imposible?

Respuesta de Lama Ole:

Lo primero es revisar si el problema es nuestro o no. Para nosotros, el gran juez se llama causa y efecto. Como budistas, no tenemos que intervenir en nombre de la moral o la justicia. Las personas hacen cosas negativas cuando se comportan como estúpidos, y ellas mismas sufrirán por lo que hacen.

Sin embargo, si uno se siente responsable de la situación y tiene una conexión con la persona que causa problemas, está bien hacer algo. Uno podría decir: “Oye, idiota, ¿ves lo que estás haciendo?” Pero no debería haber ira en ello. Si hay ira involucrada, la situación siempre se verá estúpida. Las personas se lo tomarán de manera personal y uno destruye las buenas conexiones.

Es bueno detener a alguien que está haciendo algo negativo, pero si hay emociones perturbadoras, es mejor tener cuidado y contenerse. En general, es mejor dar consejos que decirles a las personas a bocajarro lo que deben o no deben hacer, porque si continúan haciéndolo, la conexión se dañará y uno no podrá ayudarlos más.

Con el tiempo, aprendes a manejar situaciones como esta. Ya no eres moralista en lo absoluto y entiendes que todo se trata de la mayor felicidad humana posible. Que lo importante es beneficiar a los seres de la mejor manera posible y ver que todos sean tan buenos como puedan ser.

Tú no juzgas, sino que intentas ver si un comportamiento se ajusta a una estructura determinada. Y allí, necesitas martillar algunos clavos doblados en una pieza de madera que no encaja muy bien. Así es la vida. Manejas las cosas de manera que traigan la menor cantidad de sufrimiento –y si es posible– de forma que todos aprendan de lo que sucede. Todo es el arte de lo posible, lo que significa fluir con la situación y estar abierto a todas las posibilidades.

Es como un gran juego de naipes, como un super bridge. Uno tiene la mitad de las cartas en la manga todo el tiempo. Uno ve qué juegan los demás, observa la situación y reacciona; pero el objetivo del juego es que ganen los otros. Ese es el juego especial de los lamas: los demás deben ganar. Y es mejor cuando piensan que lo resolvieron solos; de otra forma, podrían enojarse o ponerse orgullosos fácilmente.